Los Hechos

¿Y dónde quedó el diputado?

Dicen que el Colectivo Kibernus -agrupación juvenil auspiciada por el dueño de TV Azteca y otras conocidas cadenas comerciales- ya convocó a un debate entre los candidatos a diputados locales de los dos distritos victorenses.
Los candidatos de Movimiento Ciudadano, PATY PIMENTEL y DANIEL GONZÁLEZ dieron la primicia y dijeron que, hasta las vísperas, sus pares del PRI y del Partido Verde también habrían confirmado su participación.
De pasada, aclararon que los debates no son iniciativa de los partidos o los candidatos, sino de la ciudadanía que demanda transparencia y equidad en la contienda.
Sería respuesta al debate que se traen, con mensajes terciados y unilaterales, las candidatas de MORENA y del PAN, NORA HILDA DE LOS REYES y MARÍA DEL PILAR GÓMEZ LEAL, una del XIV y otra del XV distrito, reclamando cada cual por su lado haber sido las primeras en retar a la medición pública de las respectivas propuestas.
En su conferencia de prensa de ayer, los de Movimiento Ciudadano aclamaron a su intención de legislar en materia de Movilidad Ciudadana y de Seguridad Digital, aludiendo a otros trabajos en ese sentido que se han dado a nivel nacional y en otros tiempos y estados.
“Estados ideales” como el mayor uso del transporte público y de vehículos no motorizados, como la bicicleta, fueroN el centro de su exposición, como si eso se pudiera lograr por decreto o los legisladores tuvieran funciones ejecutivas y capacidades financieras para estatizar, renovar y haber continuado el servicio del transporte.
Históricamente, la evolución del sistema de pasaje urbano ha chocado primero con la cerrazón de los propios concesionarios del servicio y luego en las terciadas intenciones de malos servidores públicos, buscando la tajada personal cada que se ha intentado echar en marcha un proyecto.
Por supuesto, los ciudadanos andan en busca de las soluciones a los problemas cotidianos colectivos y en ese sentido son las demandas que hacen a los candidatos a diputados; pero la confusión de los oficios no puede estar en los aspirantes, que ofrecen soluciones fuera de su eventual alcance, de ganar el escaño.
El diputado si incide, o debería hacerlo, en los otros dos poderes del Estado, si supiera y sintiera su responsabilidad, desde el origen, en la representación de los intereses del ciudadano.
Si el creciente andamiaje público ciudadanizado, si los entes autónomos, si los consejeros y magistrados, si los funcionarios que toca al Congreso elegir, salieran a la luz de esa preocupación social, todo mundo estaría cumpliendo su cometido.
Si la fiscalización, si la revisión de los presupuestos, si la sanción a los actos deshonestos que competen al Congreso, se hicieran en el espíritu del legislativo que elaboró las leyes rectoras, igual otro gallo nos cantara a todos.
Y si cada iniciativa de reformas y nuevas leyes, se revisaran en efecto para que respondieran al interés ciudadano y no se hicieran a capricho de intereses particulares, sectarios o temporales, también los diputados se enseñorearían.
Por añadidura, no habría bache que valga, sed insatisfecha, inseguridad galopante, esos problemas que los diputados directamente no puede resolver, pero abolirían con hacer lo que sí está en sus responsabilidades constitucionales.
En general, quieren debatir propuestas sin asumir responsabilidades reales, las más de las veces por simple ignorancia; más bien andan en el recicle y por lo de las expresiones rimbombantes que les alleguen reflectores, “a ver quién se gancha” y les concede el voto.
No son todos ni en todo, por supuesto, pero ojalá y cada vez sean más quienes asuman su verdadero papel y abonen a mejores estadios para la sociedad en su conjunto.