LOS HECHOS

José Inés Figueroa Vitela

02/07/2018

Las elecciones que vienen

Muchas cosas hay por decir de la elección de ayer; hechos y lecturas del proceso en general y su desenlace que ocuparán los espacios mediáticos y mentideros de la clase política.
Hasta el cierre de la presente redacción aún transcurrían los tiempos para votar y bordar en filtraciones sobre presuntas tendencias sería ocioso.
Desde muy temprano, el Gobernador FRANCISCO GARCÍA CABEZA DE VACA, alcaldes, líderes y candidatos de las distintas fuerzas partidistas, personajes de la sociedad, coincidieron en sus convocatorias al voto libre y el reconocimiento al arranque de una jornada tranquila y participativa.
Las incidencias de la jornada no pasaban de la muy tradicional apertura tardía de las casillas, en lo que otra vez incidía el hecho de que muchos de los ciudadanos-funcionarias, insaculados y capacitados, no llegaron a ejercer su función y se debió convencer a alguien de la fila para suplirlo.
Y alguna novedad asociada a la presencia de los representantes de uno de los partidos, uniformados con el color de su partido y el logotipo bordado más allá de las dimensiones de 2.5 centímetros cuadrados, expresamente fijados por la legislación vigente.
Tema reiteradamente ventilado por los representantes de los demás partidos -que no fueron con aquel en coalición-, especialmente los de MORENA y el PRI con sus respectivos coaligados, como un acto flagrante de promoción de partido y candidatos en la casilla misma.
El priísta ALEJANDRO TORRES, el petista ARCENIO ORTEGA LOZANO y el morenista ANTONIO LEAL DORIA, se desgañitaron en reclamaciones al respecto.
En la contraparte, el representante panista ante el Consejo General del IETAM, SAMUEL CERVANTES, insistiendo en que mayor falta habría sido impedir la representación de su partido y candidatos en la mesa receptora de los votos.
Fuera de eso, las casillas especiales, destinadas a los electores en tránsito, fuera de su zona de residencia, igual, como siempre desbordadas, con menos boletas a los demandantes y hasta lugar de conflicto en la instalada dentro del Hospital General de Victoria capital.
Ésta, reservada para personal, internados y familiares en el nosocomio, que no pudieran ir a su casilla a votar, pero donde terceros pretendieron votar con airados reclamos, hasta que la fuerza pública se hizo presente atemperando los ánimos.
En Tampico se reportaba la detención del jefe de inspectores y algún otro colaborador del ayuntamiento local por presuntos delitos electorales y aunque en Madero se reportó la presencia de personas extrañas incursionando en las casillas para ejercer presión, la Policía Estatal no pudo con ellos.
Las boletas no firmadas de las que se dolió en algunas casillas el candidato a la alcaldía altamirense, ARMANDO MARTÍNEZ MANRÍQUEZ, tampoco significaban la presunción de algún “fraude”, dándose los amplios elementos que dan certeza al manejo de la cosa electoral.
Que si los vehículos con calcas o la coacción al voto, parecieron más denuncias sobre hechos fortuitos, aislados, que parte de alguna trama para alterar el destino electoral dispuesto por el grueso de ciudadanos volcados en las casillas.
Ello al menos, hasta media tarde.
Fueron más los dichos, amagos, sospechas, temores previos a la jornada de las votaciones, que lo realmente registrado a lo largo de la elección, con calificación de negativo y en el balance, no habría motivos para calificar de alterada la voluntad popular.
Si hay algo por abundar de la jornada votacional que se haya dado al cierre de las casillas y en los cómputos hasta su reporte y entrega a los consejos electorales, ya habrá oportunidad para ventilarlo en futuras colaboraciones.
El hecho es que la elección ya pasó y las incidencias conocidas no resultaron significativas como para seguir en esta película.
Esperemos, como dijeron ayer las autoridades en el arranque de porque jornada, que en efecto los triunfadores le metan humildad y se dispongan a gobernar y representar a todos sus congéneres con magnanimidad generosa y quienes haya perdido, acepten el mensaje de los ciudadanos expresado en las urnas.
Que cada cual regrese a sus actividades de manera ordinaria y los chores políticos, si quieren, le sigan trabajando, pero ya de cara a la siguiente elección.