LOS HECHOS

José Inés Figueroa

06/03/18

La cuenca recargada

De la capital del país se dejaron venir el Comisionado Nacional de Hidrocarburos HÉCTOR ACOSTA FELIPE, el Coordinador de Asesores de la Agencia de Seguridad, Energía y Medio Ambiente LUIS MARTÍNEZ MONTOYA, el Gerente de Aguas Subterráneas de la CONAGUA y el titular de Políticas de Exploración y Extracción de Hidrocarburos de la Secretaría de Energía, FERNANDO RUIZ NASTA.
Venían a dar santo y seña, con el Comisionado Estatal de Energía, ANDRÉS FUSCO, de la licitación 3.3 -tercera convocatoria de la ronda tres-, para la asignación de contratos para la explotación de áreas terrestres no convencionales, en nueve áreas dentro de la región de Burgos, en Tamaulipas.
No fue como, cuando a inicios de su gestión como gobernador, EUGENIO HERNÁNDEZ FLORES, con sus pares de Nuevo León y Coahuila y el director general de PEMEX, entre alcaldes, empresarios y legisladores, allá en Burgos, firmaron el “acuerdo para el desarrollo sustentable de la Cuenca de Burgos”.
Entonces ya se hablaba de “el gran desarrollo que se veía venir” y había que “administrar la abundancia” para que beneficiara a todos y a nadie afectara; pasado el tiempo las expectativas no se cumplieron,
Mucho antes de llegar a la meta la producción empezó a decaer, los daños se multiplicaron, los pueblos de la región ningún beneficio vieron; quienes los recibieron, fueron acaso, un puñado de personajes que “se fletaron” en concesiones por “servicios” simulados y alguna empresa “exportadora” de crudo e “importadora” de naftas de contrabando de ida y vuelta.
Hoy la historia podría ser distinta… sólo podría.
El “fracaso” de la Cuenca de Burgos que daría para dar y repartir más allá de la demanda nacional, hoy medible en los gasoductos y oleoductos que se construyen de Texas hacia México, pasando por Tamaulipas, se resume en que es más caro producir el gas aquí, que comprarlo y traerlo desde el vecino país del norte.
Y es que, aunque usted y yo conforme pasa el tiempo pagamos más por el gas que consumimos en nuestras casas -como los hacen las industrias-, en los tiempos recientes el BTU -unidad de medida del combustible-, ha caído de 10 dólares a dos dólares por unidad.
¿Qué hace la diferencia para el reeditado entusiasmo por las bondades hidrocarbónicas domésticas?
Que serán empresas privadas globales las que van a venir a invertirle al proceso productivo y ellos no vendrán a “perderle”, dice el razonamiento de los expositores de ayer, sobre la convocatoria de la semana pasada que tiene hasta septiembre 5 para recibir ponentes.
Si es así, de entrada el proyecto dibuja una inversión de 2 mil 300 millones de dólares y la generación de 23 mil empleos en la zona de Burgos, Méndez, Cruillas, San Fernando, San Nicolás y San Carlos.
Eso es “para abrir boca”, porque existen otras 42 áreas por licitarse en 28 territorios que potencian una inversión de 12 mil millones de dólares y 120 mil empleos directos.
Tómelo con las reservas, no vaya a renunciar a su trabajo ni a deshacerse de su negocio para irse a hacer fila a la floreciente industria petrolera tamaulipeca.
De la reforma energética -hace tres años- para acá, ya se asignaron 10 contratos para la explotación de hidrocarburos en tierra y 11 en aguas, frente a las costas de Tamaulipas, sin que nos lleguen reportes de la bonanza acarreada.
“Tal vez en diez u once años empezaremos a ver los beneficios de esto”, confiesa el Comisionado Estatal de Energía, al repaso de los plazos -prorrogables de 2 a 5 años-, para cada una de las cuatro etapas, que van de la exploración, a la producción comercial, pasando por la evaluación y desarrollo, que es de 20 a 25 años.
No nos volverán a engañar; puede que ahora sí funcione… puede.
El Gobierno del Estado ya creó la “TAM Energía Alianza, S.A. de C.V.”, una empresa paraestatal que por lo pronto, va a buscar entrarle al negocio de la infraestructura convergente y en el futuro puede que alcance el nivel como para entrarle a las licitaciones para la explotación.