LOS HECHOS

José I. Figueroa

04/12/17

Votar y ser botado

“Pensar que la locura que vive Venezuela comenzó con un voto contra la corrupción (1998). Y no se acabó la corrupción sino la comida”, escribió el estudioso y analista de opinión pública PASCAL BELTRÁN DEL RÍO y se volvió “moda” en redes sociales.
De este tipo de hechos y expresiones, hoy se dice, el voto debe ser razonado a partir de las ofertas de los candidatos, pero también a partir de sus perfiles y estar “a las vivas”, cuando ya en el ejercicio del gobierno, medirlos en la congruencia del decir y el actuar.
Mientras las demás expresiones de participación político-partidista se definen, ayer se formalizó la nominación de JOSÉ ANTONIO MEADE KURIBREÑA como candidato -en principio- del PRI a la Presidencia de la República.
De Tamaulipas, una delegación de priístas encabezada por su dirigente, SERGIO GUAJARDO MALDONADO, acudió a presenciar y refrendar su respaldo a las aspiraciones de MEADE, a quien hicieron saber la seguridad del esfuerzo local sumado al gran movimiento nacional que le respalda.
Siendo el segundo perfilado, tras más de seis años de campaña del dueño del partido MORENA -Movimiento de Regeneración Nacional-, ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, de inmediato empezaron las comparaciones y los momios comenzaron a moverse.
Ya no hay un solo partido con candidato y en consecuencia, las preferencias van consolidándose, en lo que transitarán hasta definir a todos quienes irán a la competencia constitucional y ese será el punto de partida, sobre el que moverán expectativas las campañas.
Hoy se antoja una elección “de pares”, en la que, EL PEJE, habiendo alcanzado su tope, inicia su curva descendente, mientras MEADE, parte de un posicionamiento base, con una curva inversa, ascendente.
Eventualmente, con el PRI transitarán en coalición sus aliados históricos del Verde Ecologista y Nueva Alianza, a quienes al menos se perfila la suma del Partido Encuentro Social, mientras al de MORENA le acompaña el Partido del Trabajo.
La otra coalición, la del PAN con el PRD y el Movimiento Ciudadano, no acaba de dibujarse, transitando en una serie de condicionamientos, iniciando en la definición del candidato presidencial que el dirigente del primero, RICARDO ANAYA, de origen, tiene supeditada a su propia nominación.
Un acuerdo en el reparto del “pastel electoral” se antoja tenso y limitado, hacia el interior de los tres partidos -ya visible antes de llegar a ese punto-, y respecto de otras expresiones externas, necesarias para dar viabilidad al proyecto.
Escenario que no se da con el mando avasallante de ANDRÉS MANUEL, cuya unilateralidad se da por sabida de origen entre quienes están y los que “van llegando” y tampoco en el PRI, partiendo de un candidato externo, cuya primera máxima ha sido voltear a las candidaturas ciudadanas en el complemento de las fórmulas.
En las cuentas fáciles de algunos actores y observadores domésticos, ya hay quienes se apresuran a repartir títulos de ganadores y vencidos con la nominación de MEADE, hasta repartiendo el poder a posteriori, por quien se atravesó o no al paso histórico del ungido.
Que si BALTAZAR HINOJOSA OCHOA es cuasi hermano de LUIS VIDEGARAY CASO, el cuasi consanguíneo del virtual candidato presidencial priísta, poniéndolo camino de la candidatura de nueva cuenta a la gubernatura, con escala, “en corto”, en el Senado de la República.
Tal afirmación la podremos encontrar, con los mismos puntos y comas, seis años atrás, sólo que el nombre del candidato era ENRIQUE PEÑA NIETO, pero las pretendidas relaciones y perfilaciones eran las mismas para el paisano con los resultados conocidos.
Y sí, MEADE ha tenido encuentros en su carrera con los también diputados federales ALEJANDRO GUEVARA COBOS, cuando fue coordinador de giras presidenciales, en las gestiones del coordinador tamaulipeco EDGARDO MELHEM o el subsecretario de acción electoral nacional y ex líder nacional de Congreso locales RAMIRO RAMOS SALINAS.