Locuras Cuerdas

Realidades incómodas y utópicas

15/03/2018 – Nuestra relación con la tecnología está cambiando radicalmente nuestra concepción de lo que significa ser humanos. Slavoj Zizek.
Muy apreciado lector, permítame compartirle en la presente columna una pequeña muestra de los pensamientos profundos y prácticos del filósofo contemporáneo de origen esloveno Salovoj Zizek, quien por un lado no es un pensador fácil, sino más bien profundo, místico y misterioso, de quien pudiéramos afirmar que su característica más cautivadora no pasa tanto por vulgarizar lo más elevado, como elevar a concepto lo aparentemente más vulgar; esto es oro molido para los irreverentes y exasperantes millenials.

Zizek es todo un personaje muy carismático y cautivador en Europa, él anuncia sus conferencias como ingenuas y brutas, algo he de aprenderle en este rubro; en dichas conferencias nos invita a resolver las cuestiones más engorrosas de nuestra cotidianidad, tales como, cuál debe ser nuestra conducta frente a cualquier imponderable o imprevisto en nuestras relaciones humanas, tan impredecibles y a veces tan trágicas con las personas que menos lo esperamos.

Mi querido y sesudo lector, Salovoj Zizek aborda la relación de los seres humanos con la realidad de cada quien y afirma en alguno de sus escritos que, sabemos que hay cosas que no podemos decir, sentimientos que no queremos herir, pero no podemos actuar siempre como si fuéramos unas almas puras. Obvio que no. Definitivamente que no. Es en este punto donde aborda el tema del amor práctico y cotidiano. Dice que amar es aceptar la imperfección de quienes nos rodean y que su vida nos interesa o al menos nos incumbe. Aquí viene lo bueno y lo difícil de su planteamiento. El ejercicio máximo de esta filosofía dice que, si hay que decirle a quien sea lo que piensas, aunque le pueda molestar, se lo dices porque eso los conecta con la realidad. Lo complicado viene porque la experiencia nos dicta que la realidad está llena de verdades incómodas, así como de contradicciones e incluso de mala vibra y que muchas veces no es el paisaje sugerente, lleno de seducción que creemos.

En México hacemos muchas cosas para cambiar nuestra realidad incómoda, esa realidad a la que alude Zizek. En ese tenor déjeme le cuento que el hijo de un buen amigo parece un personaje extraído de la novela de Julio Verne, “La vuelta al mundo en ochenta días”, y anda viajando por todo el planeta, haciendo aparecer a su padre como todo un potentado económico y exponiéndolo a que sus amigos le pidan prestado, amén de despertar envidias con su viaje. Este joven aludido me hizo llegar un comentario que me pareció muy interesante replicarlo en este espacio.
El susodicho hijo de mi amigo dice muy orondo que hace poco más de un año que anda dando vueltas por diferentes países; se lee medio soberbio, pero juraría que no lo es. Hace una pausa en sus paradisiacos viajes y recuerda con cierta particularidad a Singapur, dice que es un grandioso país y a la vez tan pequeño que solo cabe una ciudad en él.

Dice Honorato de Balzak que, quien anda con la miel, algo se le pega, y de Edgar aprendí que Singapur después de haber sido siempre territorio de potencias como Inglaterra, Japón y Malasia, se convirtió en una república independiente hace poco menos de 60 años y que en este corto plazo han logrado ser uno de los países con la economía más fuerte y estable, más seguros, y con mejor calidad de vida del mundo.

Dice que le gustaría que en México supiéramos de un lugar ejemplar que se llama “Gardens By The Bay” que es un impresionante parque que recién abrieron en el 2012 y que consta de 101 hectáreas de jardín con plantas de todo el mundo y consta de dos domos para recrear el medio ambiente de otros lugares del planeta y así poder conservar su flora, pero la atracción principal y más impresionante es la de los súper árboles, una zona del parque donde construyeron 18 estructuras con forma de árbol que miden entre 25 y 50 metros. Estas estructuras son en realidad jardines verticales, su “tronco y follaje” está forrado con diferentes tipos de helechos exóticos, parras, orquídeas y hasta algunas plantas de frutas, además de ser muy agradables a la vista son capaces de absorber energía solar, humedad y agua, que es aprovechada para el mantenimiento y conservación del mismo recinto. Como es obvio este lugar atrae a millones de turistas al año y deja una derrama económica impresionante. Y es solo el principio de un plan holístico de transformación del país.

A Edgar le entró la curiosidad y se puso a investigar cuánto costó esta construcción y aterrizó en la cantidad de mil millones de dólares, lo que a simple vista suena muchísimo, pero en realidad no lo es.

El espacio se terminó. El entusiasmo positivo y contagioso de Edgar da para más.

El tiempo hablará.