Locuras Cuerdas

Jorge Chávez

27/02/18

La maldita corrupción

Un poco de levadura leuda toda la masa. Gálatas 5:9.

Fue en el transcurso de mi infancia cuando escuché por primera vez esta frase que describe el inicio de la degradación de las cosas, las personas o las circunstancias. En aquel entonces mi maestra de enseñanza bíblica me decía que un pecado inicia con muy poquitos e imperceptibles elementos, aparentemente irrelevantes e intrascendentes para la vida pero que una vez tolerados dentro de nuestro organismo o nuestra vida, el efecto trágico de echarse a perder ya solo es cuestión de tiempo.
La referencia viene a colación porque hoy en día la corrupción se ha convertido en un tema electoral, que no necesariamente sea un tema de esencia de los candidatos. Esto significa que, dadas las circunstancias en nuestro país, según los asesores de los candidatos, en este momento opinar a diestra y siniestra de un combate a la corrupción que no termina de llegar, puede generar votos en la audiencia electoral. Tristemente la incredulidad y el nihilismo recalcitrante que Friedrich Nietzsche promovía en su filosofía está presente en muchos mexicanos debido a las biografías de los tres candidatos que mal que bien, directa o indirectamente con colaboradores muy cercanos han tenido su galería en la historia de la corrupción.
Si ignoramos la historia estamos condenados a volverla a vivir y en ese tenor, intentando evitar esquemas que son proclives a la corrupción podríamos generar preguntas para los candidatos que si no las planteamos ahora cuando lleguen al poder será demasiado tarde.
Primera pregunta: ¿Existirá entre sus colaboradores algún asistente con poderes meta constitucionales como en su momento lo fue Joseph Marie Córdova Montoya? A quien no se le podría reclamar nada por no existir dentro del cuadro oficial.
Algo que no debemos olvidar jamás es que el ejercicio del poder, entre muchas otras características, es extenuante y requiere de ser compartido, sólo que, como ciudadanos pedimos que en ese compartir del poder se haga con personas claramente definidas dentro de nuestra Constitución para poder siempre pedirle cuentas en caso de fallar.
Segunda pregunta: ¿Permitirá Usted el nepotismo deliberado o disimulado? ¿Cuál será el nivel de influencia de sus parientes más cercanos? No queremos más personajes de la familia como Raúl Salinas de Gortari o como los tristemente célebres hermanos Bribiesca. La historia nos ha demostrado que compartir el poder con la familia solo es bueno para la familia y muy nefasto para la nación. Es obvio que el nepotismo es un anticipo de impunidad, o dígame Usted querido lector si ve a Rubén Moreira llamar a cuentas a su hermano Humberto o a Martha Erika Alonso de Moreno Valle hacer lo propio con su marido. Y así sígale con todos los indicios de nepotismo que conozca en nuestro muy lacerado país. Claro que jamás lo harán. Curémonos en salud antes de que algún pariente de AMLO, Anaya o Meade juzguen que su apellido se vende solo electoralmente hablando, más con afán de control que de eficacia de gobierno.
Y porque precisamente la mayoría de los personajes que llegan al poder confunden que, mayor control significa mayor eficacia, y esto históricamente ha sido un punto más de partida de la corrupción. Por esta razón mi querido lector es de suma importancia que los tres candidatos nos digan a detalle cómo operarán uno de los elementos que ha sido factor de control a discreción, el Ramo 23, que precisamente la discrecionalidad con la que tradicionalmente se ha operado es la levadura que degrada el ejercicio público de quienes detentan el poder. Cuál será su postura a este respecto que atendiendo la historia de los últimos presidentes es obvio que se maneja más en función de los intereses del grupo en el poder que de la nación misma.
Cabe señalar que en el ejercicio del poder en toda nación hay elementos que entran dentro de lo que los americanos llaman “Top Secret”, que tiene que ver con la discrecionalidad que amerita un punto que ayuda más a la nación el no saber los detalles, pero dicha discrecionalidad en el ejercicio del presupuesto hemos visto que ha sido nefasta y amplia generadora de corrupción al momento del reparto en nuestro país.
Si los tres candidatos que hasta ahora están confirmados, en realidad quieren que el tema de la corrupción sea más que una mercancía electoral y no solo simple retórica de campaña sería un elemento de credibilidad que se pronunciaran puntualmente en estos temas que aquí mencionamos, dejar la generalidad para que nos enteran la particularidad de como pretenderían erradicar dicho flagelo, sería un buen comienzo de honestidad y de abandonar las cortinas de humo que al respecto los tres han generado con su discurso estilo Cantinflas. Dicen lo mismo de siempre que los hace tan predecibles que será lo mismo de siempre.
El tiempo hablará.