Locuras Cuerdas

Jorge Chávez

22/02/18

Don Emigdio Manuel García

Deseo también que plantes una semilla, por más minúscula que sea, y la acompañes en su crecimiento, para que descubras de cuantas vidas está hecho un árbol. Victor Hugo.
Hoy quiero preludiar mi columna con una aclaración muy pertinente. Mi querido y dilecto lector, cuando toca hacer un justo reconocimiento a un hombre de sobrada solvencia económica debe uno cuidar la mesura para no caer en la adulación vulgar. Pues en esta ocasión trataré de no cuidar la mesura. La presente es un deliberado panegírico a Don Emigdio Manuel García, un encomio casi rayando en la merecida apología de su persona y de su legado dentro de la economía y del fomento al turismo que a lo largo de su vida ha realizado en pro de nuestra bendita, porque aquí vivimos, ciudad de Matamoros.
Don Emigdio García es ahora un hombre próspero, respetado y admirado en la sociedad matamorense por su destacada trayectoria, la cual vista con lupa, es obvio que debido a sus atributos venció al destino. Píndaro, el gran poeta griego, recomendó enigmáticamente: “Llega a ser el que eres”. Y esto mi querido lector es todo un arte que con su vida desarrolló admirablemente Don Emigdio.
En una grata y nostálgica retrospectiva de vida, podemos decir que, la de Don Emigdio es una historia llena de nombres y fechas. Corría el año de 1930 y nace en Matamoros en el seno de una familia honesta. Tuvo la desgracia de perder a sus padres a los cinco años de edad; este imponderable lo llevó al calor afectivo de su abuela, Doña Hermenegilda Flores de García, quien guió sus primeros pasos en la vida.
Don Emigdio es, sin la menor duda, un prócer de la actualidad matamorense quien encontró en el trabajo la reciedumbre de carácter a muy temprana edad, a los ochos años; En 1938 tuvo el privilegio de trabajar en el negocio de la platería junto al señor David Castañeda en el Mercado Juárez, y ese fue el punto de partida que lo llevó a la decisión de iniciar desde sus 15 años, en 1945, su fructífera carrera en el comercio.
Ínclito personaje de nuestro Matamoros, no tardó mucho, y con una legitima sed de triunfo estableció un puesto en el mencionado Mercado Juárez desde donde se impulsó, trabajando sin descanso hasta lograr engrandecer su negocio que ahora conocemos.
Hay una peculiaridad en su vida que es de suma importancia mencionar, pese a lo absorbente de su trabajo, se daba tiempo para leer a los clásicos y también a los autores mexicanos del siglo veinte; en su oficina, en su privado se transpira, y es evidente éste muy aportativo gusto por la lectura con diversas enciclopedias que, amén de ornamento, es evidente que este personaje matamorense, asoma su espíritu y sus benditos ojos a la letras. Sin que nadie lo encausara, Don Emigdio, con un muy desarrollado espíritu autodidacta, entendió que el estudio es fundamental para progresar en la vida.
Un hombre cuya esencia óptima viene de su vocación por el comercio, el cual lo llevó a entender y conocer las entrañas mismas del turismo y desde su trinchera mercantil, en su entonces pequeño comercio en el ya multicitado Mercado Juárez, se convenció y comprendió la necesidad de impulsar esa actividad, el turismo fronterizo.
Su visión incansable y siempre enriquecida en el andar de la vida y, de navegar en las procelosas aguas de los negocios, lo llevaría con el paso del tiempo a formar un grupo empresarial de donde surge el “Grupo Garcia’s” en el cual lo acompañaron siempre la Señora Olga Avendaño, su ahora finada esposa y sus hijos.
El prestigio de este grupo empresarial se ha consolidado y Don Emigdio García no solamente vela por sus negocios, sino que ha dedicado gran parte de su tiempo a la promoción turística y a enaltecer las relaciones entre Matamoros y Brownsville para contribuir al mejoramiento cultural de nuestra región.
Don Emigdio García es hoy un pro hombre de nuestra Heroica Matamoros, es ejemplo existencial para la juventud y para los adultos y cuenta con una dilatada biografía dentro del contexto de las Fiestas Mexicanas que no cabría jamás en el espacio de cualquier columna. Por esta razón, en este octogésimo aniversario de las Fiestas Mexicanas en que se cumplen ochenta años de las mismas, se le otorga un especial reconocimiento a un hombre que por sus hechos empresariales y de vida ha proyectado que Matamoros es su tierra, su entorno, su inspiración, su anochecer y su amanecer. El aire que respira y la bendita fuente de todas sus relaciones. Siempre protagonista innovador de su vida. Un legado con una vara muy alta.
El tiempo hablará.
En colaboración con Iván Parga.