Locuras Cuerdas

Jorge Chávez

24/10/17

Festival Internacional de Otoño (FIO)

En memoria de Rosaura Barahona. Escritora regiomontana. (QEPD).

Las grandes conmociones vinculadas a la modernidad transforman toda la técnica de las artes, influyen en la propia capacidad inventiva, llegando quizá a modificar prodigiosamente incluso la noción de arte. Paul Valéry. (1928)
Querido lector, hoy más que nunca quiero elegir con elocuencia precisa el mensaje de esta columna y distribuir los pensamientos y las palabras en mi escrito y con el poder de las palabras escritas brindar algo verdaderamente impactante para producir en la mayor cantidad posible de personas ese dichoso hormigueo existencial en el cerebro o en el corazón que irremediablemente invite al sendero fascinante y cautivador de la cultura y las artes.
La cultura y el arte constituyen un binomio que va siempre de la mano y que nos puede invitar en cierto momento a disfrutar con vehemencia de un sonido inicialmente abstracto, que ya compenetrados del mismo podemos catalogar de excelsa melodía y que a la par fortalece nuestro espíritu y nos transforma en algo, o en alguien, que no éramos antes de nuestro mágico encuentro con ese prodigio cultural que transforma para bien.
Asimismo, quienes conocemos el poder transformador de la cultura y el arte en el ser humano debemos eliminar el estigma de que es solo para iluminados o personas ilustres quizá hasta soñar y promover con una exótica cultura de masas. Ciertamente suena a utopía o entelequia pero en la vida hay batallas que aunque se pronostiquen derrotas hay que hacerlas.
Muy querido lector, el súmmum de nuestro vínculo con la cultura y el arte es cuando podemos expresarnos con amplitud léxica o conductual aún en las cosas vagas y lentas pero inteligentes; Se disfruta de la cultura y el arte cuando se convierten en una plenitud muy amplia de bienaventurados.
Hoy quiero encomiar encarecidamente la labor del patronato del FIO por lo que hacen a favor de nuestra Heroica Matamoros, la relevante y callada, pero no desapercibida labor del dúo dinámico de la cultura, Guillermo Ortega Hurtado de Mendoza, presidente del patronato y Edgar Tovar León, secretario del mismo. Son una valiosa caja de resonancia cultural para nuestra Heroica Matamoros.
Memo y Edgar saben que el mundo aludido de la cultura y las artes es tan amplio y tan diverso que podemos afirmar sin temor a equivocarnos que tiene diferentes profundidades y lo que Matamoros necesita son señuelos para instigar en sus habitantes un acercamiento a este enorme, misterioso y profundo universo de la cultura. Con sus acciones ponen la posible semilla de curiosidad en los matamorenses para iniciar un tórrido romance con la cultura, con un espectro de opciones que van desde Carlos Cuevas, Carlos Rivera, Armando Manzanero, los Tangueros y otros más.
En ese tenor tuve la oportunidad de asistir al fascinante Teatro Reforma de Matamoros a ver la obra argentina “Tangueros”, una fascinante, deliciosamente sensual y seductora producción, dirigida por María O’Reilly. Disfruté como niño desinhibido esta obra coreográfica en la que se combina el tango, la danza clásica, la música y la dramaturgia, con la cual la directora O’Reilly busca romper varios clichés en torno al género característico de la región del Río de la Plata. Argentina y su característico tango en Matamoros; émulos de Carlos Gardel que dejaron en quienes tuvimos el honor de estar presentes una extensa espiral de emociones y sensaciones humanas que no podríamos experimentar sin esa magistral actuación de los 16 miembros que conforman esta compañía teatral que con la soberbia de sus cuerpos femeninos y la fuerza de los varones, aunado a la magnífica coreografía de Víctor Cervantes, una cadencia por donde la música los llevaba, nos transportaron esa noche a puntos de invaluables emociones; mi dilecto lector, como experiencia cultural de vida, esto no es poca cosa.
Asistamos y promovamos acudir a cualquiera de los eventos del FIO, cualquier apersonamiento nos ilumina y aporta para superar la batalla versus la ignorancia y sus frutos. Cualquier manifestación de cultura en este contexto nos inclina por un camino cuyo destino es hacernos mejores seres humanos, y si en ese andar la degustación nos desagrada, aún así ya ganamos. Es como el poema “Ítaca” de Ulises, si vamos a emprender este viaje de cultura pidamos que el camino sea largo, arribando a bahías nunca vistas, visitemos muchas opciones y con avidez aprendamos de sus sabios, tengamos en mente cultivarnos, esa es la meta, esa es nuestro Ítaca. Mas no apresuremos el viaje. Mejor que se extienda y en nuestra vejez disfrutaremos cuanto hayamos ganado en el camino. Ricos en saber y ricos en vida.
Gracias a Memo y a Edgar por comandar este viaje cultural a “Ítaca”. Por ese generoso intento de hacer de los matamorenses mejores personas por medio de la cultura.
El tiempo hablará.