Locuras Cuerdas

Jorge Chávez

17/10/17

Inteligencia y soberbia

¡Ay, de don Venustiano Carranza! … ¡Ay, de tantos presidentes! … La mitad de su soberbia los hubiera salvado ante la historia, aunque sólo hubieran contado con la mitad de su inteligencia. José Elías Romero Apis.
En la columna de hoy probablemente sea muy reincidente en lo referente a un concepto que transforma a quienes lo usufructúan y se refiere al poder de la clase política que son quienes en últimas fechas son insumo obligado para notas periodísticas estridentes.
Llevando al laboratorio conductual la maraña de acciones que vemos en nuestros políticos no podemos dejar de lado la parte humana pues es su esencia, podemos considerar que igual que el común de la gente tiene filias y fobias que conforman su manera de ser, incluso podemos agregar sin temor a equivocarnos que son más frágiles que el común de la ciudadanía pero tienen el uso de las formas que brindan una apariencia social que da camuflaje a cualquier agobio y que permite proyectar siempre que se tiene todo bajo control.
Se cree en promedio general que la clase política entre más poder tengan, más alejamiento con las personas y con la realidad. Se presume que en cuanto llegan a cualquier puesto que denota prestigio y poder son presa de sus más cercanos colaboradores para alejarlos de la realidad cotidiana.
Son muy pocos los políticos encumbrados que tienen como hábito intercambiar diálogos aportativos con sus electores o con la ciudadanía en general, en este caso podemos considerar una dualidad que es inherente a su existencia y que tiene que ver con su inteligencia y su soberbia; en este tenor no podemos perder la valoración humana de nuestros políticos encumbrados, no para justificarlos sino más bien para entenderlos, no gracias a ellos sino a pesar de ellos.
El atributo de inteligencia concedido a los políticos encumbrados se presume desde el momento en que supieron reunir los requisitos indispensables para sobresalir en un medio que como otros siempre hay muchos tiradores pero son pocos los elegidos. La pregunta obligada es, en qué momento dicha inteligencia se eclipsó y lo que antes de encumbrarse eran decisiones prácticas e inteligentes con el mismo encumbramiento dichas decisiones se convirtieron en algo distinto y distante de la sociedad misma que lo encumbro. Tal parece que es obligada metamorfosis en nuestros políticos que una vez en el poder la inteligencia ceda su lugar a la astucia y lo que antes eran espontaneidad y transparencia se convierte en decisiones de alto contenido misterioso, oculto y muy difícil de conocer, dirían los clásicos, todo un arcano.
Por otro lado, mi querido lector, es importante conocer que hay una teoría que afirma que, la soberbia es un factor humano ineludible en nuestra susodicha clase política, nos guste o no, dicha teoría afirma que muy en su fuero interno los políticos encumbrados llegan a considerar que todos los demás seres humanos son inferiores. Eso da lugar a esa conducta de distanciamiento evidente que muchas veces se quiere disimular con irrelevantes fotos en las redes sociales que no proyectan ningún compromiso esencial sino solo el momento casual y efímero donde solo cabe una sonrisa ensayada, y que en el mejor de los casos, si es que hay la intención pudiera ser el tan necesario e indispensable baño de pueblo, momento crucial para tener cercanía con la ciudadanía.
En un análisis que pretende ser serio y entender la esencia humana de este grupo tan determinante en la vida integral de nuestro país, no podemos negar ni escatimar la inteligencia de nuestra clase política la cual soluciona muchas cosas, pero en la misma intensidad y en sentido inverso ellos deben de ubicar que por otro lado su soberbia estropea mucho.
Esa dualidad, inteligencia y soberbia, camina permanentemente en la existencia de nuestra clase política encumbrada, y como en todo en esta vida, puede ser que la excepción confirma la regla, no dudo que haya en este segmento aludido quien trascienda esta arrolladora tentación, pero en términos generales cuando, entrañable lector, observe a uno de estos seres no pierda de vista que son humanos como usted o como yo, y que su estructura existencial les lleva a esta moneda de dos caras, la inteligencia que les abre puertas y la otra su soberbia que les cierra corazones, aunque algunos de ellos quieran convencernos, sin decirlo, que están tejidos a mano.
La historia y el presente no se equivocan, la naturaleza humana se conoce con solo observar las conductas habituales del género, y como los aludidos siempre están en la vitrina política expuestos a ser vistos pues no se batalla mucho para deducir teorías como la hoy expuesta y que desnuda en su antropología a nuestra clase política. Eso es lo que tenemos, eso es lo que hay.
El tiempo hablará.