Locuras Cuerdas

Gavilanes FC, Matamoros

Decía el filósofo del futbol Jorge Valdano a sus jugadores, que se llega lejos cuando se busca más que ser grande, ser inmenso. ¿Por qué? Por ser audaz. Sólo a este precio se obtiene el progreso. Todas las conquistas sublimes son más o menos el premio del atrevimiento.
Para que crezca el equipo de Gavilanes no basta que Lorenzo López Balboa como director técnico lo presienta, ni que Bernardo Castañeda, como auxiliar técnico lo predique, ni que Juan Alberto García, como presidente del club deportivo lo anuncie, ni que don Horacio García como dueño lo calcule, ni que Omar Rosas como preparador físico lo prepare, ni que Mario López Hernández como alcalde lo premedite. Es preciso que todos nosotros los matamorenses tengamos la audacia para llegar a amar a un equipo de futbol que en un futuro no muy lejano nos pueda dar identidad, autoestima y sentido de pertenencia, elementos muy importantes para crecer como ciudad.
Ellos lo dicen: Lo que antes era un sueño, hoy se convierte en una realidad. Y hay una gran historia detrás.
Juan Alberto García lo dijo en su discurso: Gracias papá por enseñarnos a trabajar. A regresar un poco de lo que esta ciudad nos ha otorgado. Gracias a nombre de Matamoros por dejarnos algo que estamos seguro que hará historia.
Habló de un gran equipo de trabajo. Dos ideas flotaban en el ambiente, que Gavilanes crezca y proyectar la intención de una nueva historia con el mismo objetivo, poner en alto nuestra ciudad.
Las palabras de don Horacio García eran en función de hacer algo por Matamoros, una ciudad que todos tenemos el compromiso de apoyar. Ayudémosla a crecer porque de ahí tenemos la oportunidad de vivir mejor. Sino le inyectamos oportunidad y trabajo no habrá crecimiento.
El grito de audacia de quienes están detrás de los Gavilanes es un fiat lux para Matamoros. Un equipo de futbol, con el apoyo de sus habitantes es necesario como un elemento más para que progrese nuestra ciudad. Encontrar en ese medio de competición nacional lecciones permanentes y altivas de valor.
Me remonto a mi época de estudiante en la ciudad de Monterrey, veía dos equipos de primera división, Rayados y Tigres. Volteaba yo a ver a mi ciudad y veía tan lejano en el horizonte del tiempo la posibilidad de un equipo de futbol local.
De la familia García podemos decir que su temeridad deslumbra a la historia y es una gran luz para nosotros. Hoy tenemos equipo de futbol en nuestro amado Matamoros que deslumbra a propios y extraños porque la aurora es audaz cuando aparece. Y vuelvo a la familia García con los Gavilanes: Intentar, desafiar, persistir, perseverar, ser fiel a sí mismos, luchar cuerpo a cuerpo con el destino, asombrar a la catástrofe que muchos incrédulos anuncian siempre, con el poco miedo que les cause, haciendo frente a los poderes injustos que en todo grandioso proyecto se presenta.
Y dentro de la cancha insultando a la victoria llena de embriaguez, resistir y persistir: Este es el ejemplo que necesita Matamoros, esta es la luz que lo debe electrizar.
Gavilanes puede ser el formidable relámpago que encienda nuestra antorcha que ilumine nuestro camino que puede llevarnos a un progreso siempre anhelado y jamás aterrizado.
En este proyecto es importante sumarnos todos. El oriundo de Matamoros, aunque ya esté definido con algún equipo nacional, siempre es posible tener un segundo equipo. Yo en lo personal seguiré siendo Tigre pero, por así convenir a nuestra ciudad, intentaré ser más Gavilán. En este tenor, pintar al niño es pintar la ciudad; si como bien dice Fernando Savater, Infancia es destino, promovamos entre los infantes su afición por este equipo, es una forma comprobada por todo el mundo para amar la ciudad que te da de comer.
Conformar y construir la pureza del orgullo por una ciudad requiere talento, estrategia e inteligencia. Si logramos ver en el equipo de Gavilanes la coincidencia de todos para estar orgullosos de pertenecer a este punto geográfico, quizá estaríamos ante el inicio de lo que tantos matamorenses han querido siempre: Un punto de partida común para hacer brillar a nuestra ciudad como lo hacen los equipos de Monterrey, Guadalajara, Buenos Aires, Nápoles, Barcelona, Liverpool, Madrid, con sus dos equipos y muchos más; todos ellos iniciaron precisamente con un sueño y con muchos detractores que no creían en ese sueño.
Un equipo de futbol para un Matamoros que trabaja y que padece; y el padecimiento y el trabajo son las dos figuras del verdadero hombre.
No hagamos de nuestras desgracias una maldición permanente, todas las ciudades las tienen; intentemos más bien que la luz de un equipo como los Gavilanes penetre en las masas de Matamoros, obstinémonos en él, tenemos ya el pretexto para fraternizarnos. Proclamemos y presumamos que tenemos equipo. Hagamos de esta idea un torbellino.
Dejemos de dar demasiada importancia a nuestros ladrones de sueños, a los negativos que se convierten en verdugos. Gracias don Horacio García por lo hasta ahora hecho.
Si logramos multitudes para este proyecto, Matamoros será sublime. Sepamos utilizar este instrumento deportivo para bien de nosotros mismos. Este proyecto que inicia con Gavilanes puede emplearse en conquistar lo ideal.
El tiempo hablará.