Locuras Cuerdas

Semana Santa y Notre Dame

18/04/2019 – Nos indignan las infinitas degradaciones y mutilaciones, que simultáneamente el tiempo y los hombres han infringido al venerable monumento. Víctor Hugo.
Hoy quiero escribir algo que sepa a lectura de día de asueto, pero con una actualidad que nos quede la grata sensación que en el relato paseamos por un momento histórico que nos incumbe. En ese tenor la tragedia del incendio de la iglesia en París, Francia me recuerda de rebote al monumento del Ángel de la Independencia en nuestro país. Te contaré el por qué de esa percepción apreciado lector.
La Iglesia de Nuestra Señora de París (Notre Dame) es una catedral gótica que surge en tiempos inmemoriales del siglo XII y está íntimamente ligada a la idea del esplendor y la monumentalidad; dos elementos muy necesarios para la esencia humana, y muy ligada a las aspiraciones culturales de la sociedad en su época. Surge por la dualidad de la religiosidad de su tiempo por un lado, y el deseo de proyectar grandiosidad y espectacularidad con un monumento atractivo y exótico frente al corto mundo que entonces alcanzaba la siempre esplendorosa ciudad luz. Nada que ver con la humildad que Jesucristo pregonaba. Así de ambiguos somos los seres humanos, espirituales y góticamente terrenales.
La Iglesia de Notre Dame nos hace entender que hay mucha gente en París que se satisface con el espectáculo de ser espectadores, pues muchas veces ya era suficiente entretenimiento el contemplar esta maravilla arquitectónica tras la cual suceden cosas; pero jamás esperábamos que sucediera la inesperada tragedia del incendio.
Querido y dilecto lector, te voy a contar algo que podrás abonar a tu cultura general y tiene que ver con que el monumento del Ángel de la Independencia pareciera místicamente ligado a la hermosa y fascinante Iglesia de Notre Dame en un contexto, quizá rebuscado, de tragedia. El triste drama inicia con una nota esplendorosa: Porfirio Díaz contrata al arquitecto mexicano Antonio Rivas Mercado para hacer un magnífico monumento y celebrar los primeros cien años de nuestra independencia, de esa espiral de contrataciones surge el monumento que todos conocemos como el Ángel de la Independencia. Hasta ese momento todo le sonreía a la familia Rivas Mercado.
La vida y el tiempo son dos magistrales escuelas, fuentes de sabiduría y duro conocimiento para todos los seres humanos, y cuando muy soberbios e ilusos creemos que ya lo conocemos todo, la misma vida nos da, sin avisar, una severa desconocida.
El susodicho arquitecto tuvo una hija de nombre Antonieta Rivas Mercado, quien tuvo un papel destacado en la candidatura presidencial de José Vasconcelos Calderón, fundador de la tan manoseada SEP, de quien fue compañera sentimental y curiosamente siempre estaba armado. Bueno, pues Antonieta entró en una etapa de depresión muy fuerte y se suicidó el 11 de febrero de 1931, dentro de la Catedral de Notre Dame con la pistola que Vasconcelos siempre llevaba consigo.
La familia del afamado arquitecto mexicano conoció los extremos de las emociones humanas pues tuvieron la oportunidad de acercar a sus labios esa copa embriagadora de felicidad y de triunfo, y con el devenir del tiempo, fueron obligados a degustar una gota de amargura. Siempre repito para mis hijos y para mí: el mundo es infinitamente ambiguo, hay que estar siempre listo para eso.
En el contexto de la iglesia incendiada cabe señalar que ésta no es la primera vez que el templo necesita una reparación de gran magnitud. La última ocurrió a mediados del siglo XIX, para revertir los graves daños que había sufrido durante la Revolución Francesa en 1789.
Con el perdón de mis amigos ateos o agnósticos debo señalar que en la Semana Santa, la Pascua de Jesucristo que se conmemora y celebra es mucho más importante que el festejo de la Navidad. La Biblia no menciona con la misma precisión las fechas del festejo tradicionalmente navideño, pero sí expresa con precisión de reloj suizo los días y las horas de la pascua cristiana.
Un dato que todos ignoran de forma deliberada es, si atendemos estrictamente a las profecías; ellas dicen que Jesucristo, después de ser crucificado y antes de resucitar estaría tres días y tres noches sepultado. Si la crucifixión se celebra hoy en día en viernes no me dan los tres días y las tres noches para celebrar la resurrección en domingo. Ups.
Esto no quiere decir que no haya sucedido. Más bien quiere decir que celebramos mal. Nuestra inteligencia es perezosa en lo que a creencias se refiere. Nos vamos al bulto, a donde vaya la gente. Mi deducción firme, en base a esta profecía, es que a Jesucristo lo crucificaron un miércoles a las 03:00 p.m. Si contamos tres días y tres noches nos da que resucitó en sábado a la misma hora que fue crucificado. Pero como para los judíos era día obligado de descanso se esperaron hasta el domingo para ir a ver su tumba en la cual ya no estaba. Usted siga celebrando en viernes si así le parece. Si ésta es su fe querido lector, celebre con devoción y recato, y si no lo es, simplemente respete.
El tiempo hablará.