Locuras Cuerdas

Filosofando

28/03/2019 – Hoy quiero filosofar y plasmar la cascada de pensamientos que fluyen y caen desde la sinapsis de mis neuronas para hacer una buena sintaxis en el escrito de hoy y quizá me acuses, apreciado lector de indolente. Todos los adjetivos calificativos denostativos hacia mí, los acepto íntegramente.
Siempre he pensado que en el juego inseguro y a veces insolente de la política, hay muchos que actúan en forma binaria con una diabólica habilidad santurrona por un lado y feroces estupideces de la envidia por otro. Me preocupa mucho cuando alguien me dice que nuestros pensamientos están escritos en todas las cosas que nos rodean. Más preocupa por mi temperamento desinhibido y sin frenos existenciales cuando de construir ideas con palabras o letras se trata. Fascinantemente influenciado por Vargas Llosa y el soberbio Gabo, ese del cautivador y seductor realismo mágico.
Mi mente burda me cuestiona y en sus incómodos cuestionamientos me dice: ¿A qué destino estamos yendo con todo esto que estamos viviendo en el vértigo diario de la política? Los más de los dramas estriban en las ideas que de las cosas nos formamos previamente. Esos acontecimientos que hoy nos parecen dramáticos no son sino los argumentos que nuestra alma convierte en tragedia o en comedia, nos guste o no, al capricho de nuestro eminente carácter.
De tal forma que hay quien encuentra loable la ex abrupta petición de nuestro presidente a los españoles y está el otro bando, el que considera innecesario y hasta fastidioso tal petición. Me pregunto si AMLO en verdad está dando martillazos al palacio de cristal de la prosperidad. No puedo ni quiero creerlo.
Regularmente todos mal interpretamos la vida y queremos que nuestros hijos entiendan lo más tarde posible lo malo, pero invariablemente, siempre nos parece que llega demasiado pronto.
Había un pueblo en España precisamente, en las que sus moradores eran en su mayoría enanos y con bocio. Alguien le atribuía esto a la falta de la luz del sol. Otros lo han atribuido a lo corrompido de sus aguas. Pero parece ser que es todo lo contrario, que ello se debe a la pureza casi pluscuamperfecta de las aguas, a que las beben purísimas, casi destiladas, sin sales, sin yodo sobre todo, que es el elemento que, por la tiroides, regula el crecimiento del cuerpo y, algo sobradamente importante, la depuración del cerebro.
Querido y dilecto lector, esta explicación que en lo personal me parece muy satisfactoria, me despierta una analogía que me hace pensar en mis hijos. En si verdaderamente los quiero totalmente puros en el contexto de este planeta que nos ha tocado habitar circunstancialmente como seres humanos.
Lo que a continuación voy a plasmar quizá te haga acusarme de liberal, quizá lo sea, pero jamás libertino. Y es que también los que no beben sino ideas puras, destiladas, matemáticas, sin sales ni yodo de la tierra impura, acaban por padecer bocio y cretinismo espirituales. Todo esto me lleva a la conclusión poco popular de que el alma que vive de categorías solamente puras se queda enana. No se trata de educar orates sin pizca de finura y distinción.
Cuando aterricé estas conclusiones llegué a pensar que había en mí otro “yo” cuya existencia no podía sospechar. Hay circunstancias en que toda nuestra vida se nos aparece en un momento y que nos lleva a cuestionar nuestro sistema de creencias y por lógica pura, simplemente dudamos. La duda es un duelo que sostenemos con nosotros mismos, y en él nos inferimos terribles heridas.
Esos hijos amantes y amados son los únicos que pueden consolar a una mujer de la pérdida de su belleza. Su madre. La gloria del hogar se cifra precisamente en esa paz, en ese profundo conocimiento mutuo, entre hijos y padres, e incluso entre primos verdaderamente amados, no ocasionales; en ese trueque de bienes y males que las sátiras vulgares le echan en cara.
He oído a muchas personas confesarme los sinsabores de su hogar, pero esas inquietudes de las personas descontentas de sí mismas, cuya mirada acusa siempre un fondo de tristeza y de insatisfacción permanente porque no son felices con lo que tienen pero no se dan cuenta que tampoco serían felices con lo que no tienen. Todos ellos con tanta profundidad bajo la superficie y que permanecen impenetrables en el momento de la acción, y a las que definitivamente solo pueden comprenderse con el tiempo. Con esas tempestades que son aún invisibles frente al horizonte, pero que tarde que temprano ahí están.
Unos apoyan la petición de perdón a España, otros no. El mundo es un lugar ambiguo. El amor no lo conquista todo, conquista algunas cosas, a veces la rispidez cariñosa es necesaria. La pureza absoluta mata al amor; no habría cosas que perdonar. Una duda abrumadora es un problema. Un poco de duda es lo que siente un adulto inteligente. Yo seguiré filosofando para tratar de entender los absurdos de este mundo y este tiempo.
El tiempo hablará.