Gaceta

Valoración del voto

La presencia de consejeras o consejeros del Instituto Nacional Electoral en cualquier entidad del país, siempre dejará grandes lecciones ciudadanas, porque a ellos más que a nadie, les tocó vivir la transformación de México de un país que estaba en manos de un solo partido al de la alternancia que permitió el acceso a más partidos al poder.
En ocasión del Foro Interdependencia de la Democracia y Derechos Humanos, estuvo en esta capital, la consejera Pamela San Martín Ríos y Valles, aseveró que, a pesar de los grandes avances que registra el país en materia electoral, todavía quedan infinidad acciones por llevar a cabo.
En forma textual hizo ver que México enfrenta grandes condiciones de desigualdad, enormes escándalos de corrupción y falta de transparencia.
Remató con la afirmación de que no se puede hablar de democracia si la mayoría de los ciudadanos no elige en condiciones de libertad, elemento que deberá de considerarse como ligado a esas condiciones que la consejera cita.
El foro se realizó como parte de las jornadas que, sobre este tema llevan a cabo las instituciones electorales y derechos humanos y estuvieron presentes la Mtra. Olga Alicia Castro Ramírez, titular de la Vocalía del INE en la entidad, la Mtra. María de los Ángeles Quintero Rentería del IETAM y la titular del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Mtra. Blanca Hernández Rojas, así como, representantes de la Comisión Estatal de Derechos Humanos y de la Universidad Autónoma de Tamaulipas que participaron en la organización del evento.
Como el asunto que anda en la agenda de quienes manejan el Gobierno de la República es el presupuesto, es decir, disminuciones en todos los sentidos y sin ton ni son, resultó obvio que la actitud asumida por funcionarios y legisladores va contra los partidos políticos, porque consideran que gastan mucho en las campañas, pero, dejó en claro que, antes de retirar el financiamiento público debe ponerse sobre la mesa que es aquello que se quiere de los partidos.
No lo dijo, sin embargo, esto se entiende como, sí el retiro de las prerrogativas, serán sustituidas por otro esquema de autorización, que a lo mejor permita la entrada de otros canales de financiamiento, porque las necesidades de recursos para su operación, jamás serán satisfechas con las aportaciones que militantes y simpatizantes llevan a cabo de común acuerdo con las directivas.
Al PRD, que, en su tiempo de muchos legisladores, algunos gobernadores y alcaldes, dejó de funcionarle la aportación de un porcentaje del salario que percibían en los cargos públicos y no ante el hecho de que hubiese financiamiento público, más bien, porque era asunto de pesos y centavos, dado que, cuándo los que andaban en la calle lograron cargos, no les gustó el hecho de financiar las carreras de otros compañeros suyos.
Cierto es que, las prerrogativas aportaron comodidad para los dirigentes y candidatos de los partidos mexicanos y cierto es también que, sin el financiamiento público, quienes protagonizaron alternancia en el poder, no deberían colocarse de lado radical, en virtud de que, los financiadores de política están desactivados bajo la perspectiva de que el piso sea parejo para todos los participantes en las votaciones.
El punto es que, el financiamiento público a los partidos es una medida de control que ha funcionado bien, de ahí que, los responsables de organizar las elecciones consideren como inadecuado dar marcha atrás a las cosas que funciona para que, los resultados permitan la existencia de un alto grado de credibilidad en las elecciones y en las urnas, inexistencia de conflictos postelectorales en la sociedad y que, tras las votaciones el sistema democrático se pueda oxigenar con la eliminación de los partidos que ya no funcionan y por tanto, no están en el ánimo de la gente y se permita la entrada de otros que puedan desencadenar nuevos bríos a los procesos electorales.