En Concreto

Fernando Azcárraga: política es percepción

15/09/2018 – ¿Desde cuál ángulo de visión percibió FERNANDO AZCÁRRAGA la depresiva postración económica de Tampico, después, como afirma en una excelente colaboración periodística, “de una creciente inversión, renovación e infraestructura” que habría de desembocar, desde su perspectiva, “en el posterior desinterés de las autoridades y/ o la incapacidad para atraer inversión, que cortaron la inercia que llevaba la ciudad?”.
Es decir, ¿cuál es la relación de AZCÁRRAGA con el tema que desmenuza, habida cuenta de que evidentemente examina con ojo crítico la función de los últimos alcaldes porteños, y concluye que “el reto es mayúsculo para las nuevas autoridades que llegarán pagando los platos rotos de una fiesta que se ha prolongado por casi diez años”?
¿A qué fiesta se refiere?
A pesar de que explícitamente no los cita por su nombre, tácitamente AZCÁRRAGA deja la impresión de que enjuicia a las administraciones municipales de los ex alcaldes OSCAR PÉREZ INGUANZO, MAGDALENA PERAZA GUERRA y GUSTAVO TORRES SALINAS, aun cuando algunas áreas del estancamiento del puerto que expone salen de la esfera de responsabilidades de un presidente municipal.
No cita nombres, decimos, pero en el caso de PERAZA GUERRA parece que la alude cuando afirma que “no es lo mismo llegar a un escritorio y sentarse a planear un carnaval, organizar la fiesta del pueblo o buscar eventos para escuchar aplausos”, porque desde su perspectiva, “la función de un presidente municipal implica visión de estado para hacer frente a la diversidad de problemas y disyuntivas que una ciudad debe resolver.
“Es indispensable -sostiene don FERNANDO en su análisis- una visión a largo plazo sobre todo en una situación tan compleja como la que estamos enfrentando”.
Y enfatiza:
“Quien busca ser el administrador de una ciudad y solo ve como meta la organización de eventos sociales, la entrega de recursos a la población vulnerable o la reparación de luminarias junto con bacheo, pavimentación o recolección de basura, está, sin duda, dejando de lado lo más importante de las ciudades: el futuro de sus habitantes, el futuro de las nuevas generaciones”.
Por eso, remata:
“En algún momento de nuestra historia, no más de 10 años -cita y subraya los tiempos- Tampico comenzó a quedarse atrás”.
AZCÁRRAGA describe, insinúa, traza, pero no señala:
“Han pasado algunos -ex alcaldes, se entiende- que solo llegaron por la ambición de servirse y no con la actitud de servir, actuando sin pudor o recato, traicionando los intereses supremos de su ciudad, de sus habitantes y de quienes confiaron en ellos”.
¿A quién se refiere?
Prejuzga:
“Quienes tendrán la tarea de manejar el destino Tampico a partir del uno de octubre de este año recibirán los activos municipales y las arcas municipales como lo marca la ley. Sin embargo -puntualiza- no tengo duda de que los recién llegados harán en sus primeros meses un escándalo por las condiciones en el que lo reciben o como se encuentra”.
Y tras citar una colección de datos deprimentes que van desde el cierre de negocios hasta la pobre aportación del puerto en materia de Producto Interno Bruto, AZCÁRRAGA no soslaya el «desbarrancamiento» en productividad laboral, que del 5o. lugar cayó al 48; y los alarmantes índices de seguridad, que en 8 años -cita AZCÁRRAGA- registró 479 «desaparecidos», y pasó a ocupar el tercer lugar estatal en secuestros, y el segundo en robo a comercios y vehículos.
Cita:
“Estos son algunos de los retos que la próxima administración tendrá que enfrentar, no podrá soslayarlos como lo hizo la administración que está por terminar. Quienes llegan tendrán que ver el futuro con una óptica renovada, dejar atrás lo fatuo, la frivolidad y asumir su responsabilidad. La nueva autoridad tendrá que ser tal vez menos popular pero más efectiva, habrá que dejar atrás los caprichos y lisonjas que rigen en la casona de la calle Colón y retomar el camino del trabajo con orden y sobre todo con rumbo”.

ÁNGULO DE VISIÓN
Dos veces presidente municipal, FERNANDO AZCÁRRAGA LÓPEZ recibió por primer vez la alcaldía [1993-1995] de manos de ÁLVARO GARZA CANTÚ, y la entregó al panista DIEGO ALONSO HINOJOSA AGUERREVERE, mientras que en su segunda oportunidad [2005-2007], la recibió del panista ARTURO ELIZONDO NARANJO y la entregó al priísta OSCAR PÉREZ INGUANZO, quien, a su vez, habría de devolverla a la priísta/panista MAGDALENA PERAZA GUERRA.