En Chile, investigan a 219 del clero por abuso sexual

La Fiscalía Nacional de Chile confirmó que aumentaron a 219 los investigados por casos de abusos sexuales en la Iglesia católica chilena, según la última actualización del catastro de la fiscalía.

El registro sobre delitos sexuales contra niños, niñas, adolescentes y adultos, cometidos por clérigos y laicos relacionados con la Iglesia católica ascendían a 158 casos vigentes y 241 víctimas, de las cuales 123 eran menores de edad al momento de cometerse los hechos, de acuerdo con el organismo.

En la misma línea, se recibió la respuesta del Vaticano en que se refiere a parte de los casos consultados, los que fueron referidos por el Ministerio Público del país a través de un requerimiento de Asistencia Internacional en Materia Penal, en agosto de 2018.

El fiscal chileno, Jorge Abbott, había solicitado al Vaticano a mediados del año pasado los expedientes canónicos que involucran a imputados investigados por el Ministerio Público, en casos de delitos sexuales cometidos por clérigos y laicos, relacionados con la Iglesia católica.

La respuesta que llegó a la Cancillería, que a su vez la remitió hasta la Fiscalía, contiene más de 20 documentos en una carpeta de más de 200 páginas.

Se pidió información en particular sobre investigaciones que llevan adelante las fiscalías regionales de O’Higgins, Valparaíso y La Araucanía.

Durante esta jornada se informó también que la Unidad de Cooperación Internacional y Extradiciones (UCIEX) será la encargada de analizar la información para derivarla, luego a las fiscalías pertinentes, y definir los pasos a seguir respecto de los casos que no fueron informados por el Vaticano en esta entrega.

El pasado 20 de febrero, el obispo Fernando Ramos, representante de la Conferencia Episcopal de Chile, aseguró que el abuso sexual «causa un dolor que afecta la vida completa de las personas» y también admitió que la Iglesia ha pedido perdón «porque realmente nadie tiene que vivir esto».

Reconoció que un delito de estas características es un hecho que marca a las personas, produce un daño enorme y «es aún más grave que el abuso sexual haya ocurrido en ambientes eclesiales, donde las personas deberían sentirse particularmente seguras».

Agencias