Desafío

• Lucha Permanente
• No a los Usureros

Sea en la lucha insurgente, la guerra de Reforma y el estallido revolucionario contra la dictadura, nuestro país mostró siempre dos caras: la liberal, conformada por cuantos deseaban emancipaciones y el combate a las desigualdades sociales extremas, y la conservadora, la que surgía de la amalgama entre el alto clero y los gobiernos autoritarios que llegó al grado de traicionar al país ofreciéndolo a un príncipe extranjero, el barbado enajenado de Miramar.
Extremos tremendos que no se tocan ni por casualidad contradiciendo las reglas de la física elemental pero no la patológica ciencia de los humanos que les permite sobrevivir gracias a la explotación de otros; siempre he dicho que las grandes fortunas sólo pueden darse a partir del desfalco de los más débiles y de cuantos viven de sus ingresos cotidianos apenas para poder salir a la calle al día siguiente a seguir dejando la existencia sobre escritorios o arados que sólo cosechan a los precios impuestos por la oligarquía, ayer lo mismo que hoy.
En el presente, luego de algunas manifestaciones de protestas por todo el país, pareciera que tenemos a la vista tres naciones reunidas en una sola pero discordantes cada una de ellas de las otras dos, esto es casi imposibles de hacerlas concluir hacia un mismo cauce:
1.- La primera, acaso la más numerosa si consideramos los comicios de julio pasado, está esperanzada en que el amanecer de la democracia surja dentro de una 4T hasta ahora ineficaz a casi un año de haberse constituido gobierno, con la esperanza de terminar de tajo con las aberrantes clases sociales; por desgracias, el p, desde antes de su asunción constitucional, ha reculado varias veces –sobre todo en cuanto a las comisiones bancarias y encajes injustos-, y determinó ya que no habrá cambios a la economía en tres años. Como lavarse las manos. Promesa no alcanzada.

«Otra cosa sería, nada más, extender
el engaño sobre un pueblo hastiado
y comprometido, en su mayoría,
con el liderazgo de Andrés»

2.- La segunda, concentrada en la marca reciente, parece condenar a la administración federal por comenzar acaso para seguir igual, esto es con los cómplices merodeando al poder para convertirlo en numen de sus propias pretensiones y expectativas. No hemos podido erradicar la soberbia de cuantos creen que la fuerza de sus fortunas debe imponerse a las decisiones políticas.
3.- La tercera tiene que ver con una derecha amorfa, sin sentido, en la cual hasta los ex presidentes de esta tendencia y condenados ya revuelven las aguas y se apartan para andar solos luego de que obtuvieron todo de su partido.
Ni fox ni caderón son ya miembros del PAN pero el segundo, a falta de pensión, busca refugiarse en un nuevo partido familiar –al estilo del “Verde”- para seguir obteniendo ganancias inmorales a costa del erario.
La primera opción es la vigente y es necesario adaptarse; pero, sobre todo, el imperativo es que no se pierda el rumbo y el presidente tenga el VALOR necesario para enfrentar a las castas caciquiles que es necesario superar y no ha podido hacerlo en un año.
La Anécdota
No debe ceder el Legislativo. Enhorabuena. Hace un año, por primera vez en décadas, un miembro de este poder exhibe una percepción distinta al mandatario, a poco días de su propia asunción presidencial en diciembre pasado, y lo hizo para insistir en menguar y, en su caso, derogar las altas comisiones que le imponen a sus clientes los bancos usureros; más que en ninguna otra parte del mundo. Fue Ricardo Monreal Ávila, de MORENA, mientras el presidente electo reculaba.
Esperemos que Andrés rectifique sobre una medida que tiende a combatir, precisamente, la desigualdad social y entraña un paso firme hacia la emancipación de quienes ganan menos y son ferozmente atenaceados por la impudicia de los cómplices del poder; y esto es tanto que proponer al “primer magistrado” en cierne mantenerse firme en sus ideales sociales –discursivamente los ha expresado reiteradamente- para sostener con ello el pendón de la vindicación por la ruta de la “cuarta transformación”.
Otra cosa sería, nada más, extender el engaño sobre un pueblo hastiado y comprometido, en su mayoría, con el liderazgo de Andrés.