Desafío

*Tormenta o Tersura
*Urgen Otros Cauces

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No faltan quienes se felicitan porque la transición política, es decir la del poder Ejecutivo –la nueva Legislatura, la número LXIV, sesenta y cuatro para quienes tengan dificultad para leer los números romanos, entró en funciones el primero de septiembre, hace casi un año-, transcurrió de “manera ejemplar”, sin rebotes ni obstáculos, si bien la parodia de la excarcelación de Elba Esther fue un acto de agresión política por los jueces venales que quisieron congraciarse con el mandatario ahora en funciones, Andrés Manuel López Obrador, a quien sólo le falta portar, nuevamente dentro de unos días la banda tricolor para terminar con los signos protocolarios de los primeros nueve meses de gobierno. El parto de los montes finalizó.
En la realidad se dio entonces hace casi doce meses. El señor peña nieto parecía un mendigo de impunidades mientras Andrés disponía y ejecutaba desde entonces, como su decisión de que los primeros encuentros con su predecesor se dieran en Palacio Nacional, donde descubrí que ya había un departamento construido por calderón, y no en Los Pinos donde peña despachaba… en pasado, sí, porque ahora la residencia oficial parece un cascarón que hubiese parecido indigno de la primera dama de la alcurnia farandulera, Angélica Rivera Hurtado, “La Gaviota” –sobrina de miguel de la madrid hurtado para quienes aún lo ignoran-, y acaso también de la talentosa Beatriz Gutiérrez Müller, aunque ya la aristocracia mexicana parece rendirse ante la nueva realidad. ¿Nacerá otra?
Pese a los buenos deseos no puede haber tersura en una transición tan extrema como la que atestiguamos. Y acaso por ello viene una flagrante contradicción del presidente en curso: por una parte aduce que habrá perdón sin olvido y, por la otra, subraya una sentencia repetida durante gran parte de su campaña: “por encima de la ley, nadie”. ¿Y Bartlett, por ejemplo, rey de la impunidad? ¿O la novia de Chucky, ahora en libertad plena aunque la PGR señalara que no había sustentos para dejarla sin cargos? ¿Y los tantos priistas y panistas predadores –las entidades más violentas son las gobernadas por el PAN: Tamaulipas, Chihuahua, Veracruz hasta hace pocos meses pero sigue igual con el sello de Morena, Puebla lo mismo, Guanajuato, como un referente a la realidad-, que creen haber “negociado” su blindaje hacia el futuro?
Andrés tampoco puede ponerse “encima de la ley”, con lo cual defraudaría a los 30 millones de mexicanos que lo eligieron y a los 24 millones que tomaron otro rumbo porque no confiaron en él, y exonerar a los grandes pillos de la clase política, sin moral alguna, empezando, precisamente, con los dos últimos mandatarios, calderón y peña, éste último el peor de los últimos cien años acaso desde 1913. Ni perdón ni olvido ni amnistía. Esta es la demanda mayoritaria que el futuro mandatario –quien obedece- debe acatar sin remilgos, sin pretextos –como los usados para justiciar algún nombramiento repelido por la casi totalidad del colectivo-, y sin dilaciones. Tome en cuenta que mantiene un piso muy alto de popularidad… pero este índice puede bajar dramáticamente si la sociedad se percibe engañada.
Son varios los funcionarios, y no pocos los gobernadores y ex mandatarios, quienes están en capilla. El presidente López Obrador debe preocuparse ya de la justicia, máxime con un fiscal general, avalado por el Congreso a propuesta suya, para iniciar la senda correcta mandando el diablo el lugar común sobre la “cacería de brujas”.
Recuerde: NO se puede construir el edificio del nuevo México sobre los cimientos de los predadores del viejo.
La Anécdota
Muchos se alegran por la muerte del PRI y la larga agonía del PAN. Y es explicable por los pecados que los llevan al inframundo, Xibalbá para los mayas, sin remedio. Pese a ello, debe considerarse que, en democracia, la lid entre partidos es fundamental para lograr las necesarias renovaciones en la cúpula del poder, o de los poderes de la Unión, y evitar así caudillismos eternos.
Acaso quienes festejan las derrotas mortales del PRI y el PAN –el castigo fue necesario-, no miden que con ello alientan una permanencia del presidente más allá del límite impuesto por una reforma oscura y a pesar de la firma notariada pata subrayar que no habrá de reelegirse: el finiquito será, a más tardar, el 30 de septiembre de 2024, dos meses antes de cumplirse un sexenio. La razón para ello la crearon los propios priistas: los largos meses de transición deben acortarse para evitar confrontaciones estériles…
De hecho, y queda claro con la orden de acelerar la transición desde un día después de la ceremonia en el tribunal electoral, Andrés está en el poder desde el 2 de julio de 2018. Los Pinos ya estaban desnudos desde entonces.