Desafío

*Unos sí, Otros no
*La Letra Escondida

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7/12/2018 – No es explicable, aunque sea evidente, la razón por la cual algunos ex mandatarios son perseguidos judicialmente y otros, en cambio, gozan del favor de la impunidad con la inocua aplicación de la medicina del tiempo, es decir bajo control de la amnesia colectiva tan productiva para los sinvergüenzas que forman la escoria oficial. Pese a ello, no henos sido capaces, los mexicanos en su conjunto, de hacer valer el peso de la soberanía popular ante la pequeña elite que nos asfixia desde las alturas del sistema.
Hace unos meses, dialogando con un apretado grupo de amigos con enorme experiencia en las cuestiones de la vida institucional –era yo el único disidente-, uno de ellos, quien por cierto pasó una temporada en la prisión cuando cayó en desgracia para luego levantarse sin perder su condición de priista, habló con fervor sobre la dureza de nuestro peculiar establishment que rebasa la fuerza presidencial y a la partidocracia para envolvernos guiado por quien sabe cuántas manos aviesas. Y decía, claro, que tal estructura acabaría imponiéndose a la hora de los comicios del primero de julio. Un error de antología. Entonces me negué a refrendar tal tesis porque consideré que, en cualquier caso, incluyendo las oposiciones, todos los precandidatos eran hijos del sistema, incluyendo a Andrés quien tanto habla de la mafia del poder pero pocas veces analiza lo que significa la estructura férrea que la sostiene. Tuve razón y Andrés ya es el presidente de la República como pronostiqué entonces.
Se hace evidente, en esta hora, que MORENA es el referente pero no absoluto; no puede, por sí solo este partido reformar la Constitución ni asegurar una próxima “moral” como dicen porque para ello se requiere de la aprobación de dos tercios de sendas Cámaras y de, cuando menos, diecisiete Congresos estatales –la mitad más uno-. Lo que es aterrador es la ausencia de análisis sobre los predadores recientes del país, digamos como los Moreira, contra quienes no se alza el puño a diferencia de lo ocurrido con otros, entre ellos Javier Duarte, Mario Villanueva, Andrés Granier Melo, todavía Guillermo Padrés, Roberto Borge Angulo –en Panamá-, Tomás Yarrington –en Florencia-, Enrique Hernández Flores, además de los ex interinos Jesús Reyna, de Michoacán, y Flavino Ríos, de Veracruz quien pretendió cubrirle las espaldas a Duarte de Ochoa.
Es deber de quien porta la banda tricolor, lo creo firmemente, explicar las razones por las cuales unos sí son procesados y otros se convierten en fantasmas que merodean por doquier, entre ellos César Duarte, Rodrigo Medina de la Cruz, Gabino Cué, Ivonne Ortega, Rubén y Humberto Moreira, iniciadores de la nueva estrategia del nepotismo, Roberto Sandoval Castañeda cuyas lecciones han sido asimiladas muy bien por el junior sucesor, Antonio Echevarría García en Nayarit, Egidio Torre Cantú, y media docena más además de quienes terminaron su periodo hace unas semanas o unos días, digamos Graco Ramírez en Morelos, y el peor de todos ellos: Miguel Ángel Yunes Linares, de Veracruz, quien se cansó de llamar “loco” al presidente López Obrador y recorren la misma senda de la corrupción. No olvidemos a Ángel Aguirre Rivero ni al ex gobernador de Chiapas quienes igualmente deben comparecer ante la justicia.
Qué el nuevo gobierno NO sirva de tapadera desde ahora; invito a mis lectores a no perder la memoria tratando de explicarse las declaraciones altisonantes de los abanderados de la partidocracia. Cerremos oídos y conciencias a la demagogia explosiva y lacerante.
La Anécdota
Cuando Otto Granados gobernaba Aguascalientes, me permití visitar la entidad que tanto me ilusiona. Me invitaron a Radio Universidad y, claro, se interesaron por la razón de mi viaje y presencia en la sede de San Marcos; respiré y respondí directo:
–Vengo a ayudar al mandatario a encontrar la letra de su primer nombre que se le extravió. No sé si sea la “j” o la “m”… pero le falta una.
Hoy Granados, célebre miembro de la cofradía de la mano caída, dejó la Secretaría de Educación con los aullidos de los que comparten sus preferencias. ¡No al uso de la homosexualidad como bandera política! Refrendemos nuestro respeto a las diferencias pero no a la creación de mafias tuteladas en el templo de las complicidades.