Desafío

Rafael Loret de Mola

11/09/17

*Teorías Extremas
*Iglesia Política

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Cuando las teorías son extremas debiéramos encontrar el punto medio para poder no sólo suavizar los radicalismos sino igualmente encontrar una vía para la reconciliación de los polos opuestos supuestamente alterados por fanatismos, vocaciones de incondicionales y hasta por el rastro malévolo del pasado tenebroso y rebosante de cabos sueltos. Imagínense: todavía a treinta y un años del asesinato de Carlos Loret de Mola Mediz, mi padre, sigo descubriendo las piezas sueltas del rompecabezas de la perversidad. ¡Y hay quien me pide asimilar lo sucedido para darle “una segunda oportunidad” a Bartlett y compañía; de ser así, tendríamos que abrir las crujías para permitirle a Javier Duarte, Guillermo Padrés, Andrés Granier Melo, Tomás Yarrington, y otros rufianes, un tratamiento similar por aquello de la igualdad entre los seres humanos. Un horror el de quienes todo lo justifican en aras de defender a sus iconos.
Hay quienes afirman, pese a cuanto lleva en sus bodegas el casi náufrago peña, que el mandatario está fuerte y puede asegurar su futuro a costa de la estrategia de dividir a los opositores hasta el grado de enfrentarlos de manera irreconciliable con posiciones extremas y salidas rebosantes de llaves con el sello del águila. De allí las pugnas internas en la izquierda, multiplicadas por las tinieblas de la “consulta” en la Ciudad de México –bastante más cercana a la voluntad del icono mayor que a la prometida transparencia-, y los constantes devaneos de un sector de la misma con sus enemigos históricos; e igualmente la sorpresiva guerra intestina en la derecha, en el PAN, que estalló con la designación, a espaldas de su dirigente nacional, del calderonista Ernesto Cordero Arroyo quien, seguro, pasará a la historia no como un secretario de Estado del régimen ominoso de felipe sino en condición de uno de los mayores esquiroles y marionetas al servicio del establishment siguiendo la voz del amo. ¡Qué vergüenza para sus hijos!
Como prólogo a lo anterior, el presidente exigió que el PAN se sumara a su propuesta de establecer un fiscal general, por nueve años, y destacar a su cómplice, el actual procurador general, como único aspirante. Al negarse el PAN surgieron los siguientes golpes armados desde la cúpula del poder: Ricardo Anaya Cortés, dirigente nacional de este partido, fue señalado como responsable de peculado bajo el basamento de haber multiplicado su fortuna –que ya tenía- durante su lapso político; el mandatario federal mandó llamar al coahuilense Miguel Riquelme Solís para felicitarlo dándole jerarquía de gobernador electo cuando ningún fallo del TEPJF le había señalado como tal, rompiendo con la institucionalidad requerida; y finalmente se sacó el nombramiento de Cordero en el Senado devastando a la bancada panista y a su líder nacional simplemente relegados de tal decisión tomada en Los Pinos. Tres golpes por uno, al estilo estadounidense más feroz.
Dividir a los opositores es la táctica para asegurarse el voto duro de los priistas, aunque haya menguado, y así encaminar una “victoria” con los mínimos posibles, esto es el 25 por ciento de los votantes, mientras los adversarios se estrellan con el muro infranqueable de los órganos electorales al servicio del presidencialismo como ha sido siempre. Un partido contrario al gobierno sólo vence, lo han dicho los mayores politicólogos, por nocaut.
La Anécdota
Los voceros de la Iglesia Católica andan muy metiches y cuestionan, con razón pero sin estar habilitados para ello, al Instituto Nacional Electoral encabezado por el racista Lorenzo Córdova Vianello –no olvidemos nunca esta característica-, quien ya comenzó a actuar aduciendo que sí hubo irregularidades serias en los comicios de Coahuila –sobre todo en cuanto al conteo rápido y otros manoseos-, pero sin que fueran determinantes; y en esta línea van las cosas, luego del refrendo ominoso de peña a Riquelme, que distan mucho de un quehacer institucional plegado a la Carta Magna. De hecho, lo que Andrés proyectó, peña acabó ejecutándolo: mandar al demonio a las instituciones. Y esta realidad nos acerca al desplome del sistema.
Estamos al pie del abismo y peña se muestra feliz. Lo que no sabe es la posible alianza de los empresarios, con el aliento de Trump, a favor de Andrés.