Desafío

Por Rafael Loret de Mola

-PRI: las marionetas
-Secretaría volátil
-Señores damnificados

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De acuerdo a los informes “confidenciales” de la dirigencia priísta es sólo probable que alcancen victorias por las gubernaturas de Campeche, Querétaro, Colima y Nuevo León; no así en los casos de Sonora, Guerrero –con o sin comicios en las zonas conflictivas-, Michoacán, San Luis Potosí y Baja California Sur. Esto es, se daría por satisfecha con triunfar en cuatro de los nueve estados que mudarán a sus gobernadores en plena debacle de credibilidad y sin el fondo presidencial como apoyo convertido éste en un freno y no un aliciente. No es una perspectiva boyante porque aún en las entidades menos comprometidas hay severas dudas acerca de los votos que puedan obtener los militantes del partido en el poder central.
En Nuevo León, por ejemplo, Ivonne Álvarez García, la priísta, será protagonista de un duelo entre mujeres hermosas contra su contrincante panista Margarita Arellanes Cervantes. La primera, un poco más madura es producto de la televisión regional en donde presentaba a los llamados “gruperos” en pleno festín de frivolidades; trabajaba en televisión antes de ser “descubierta”, por su desenvoltura y atributos físicos, por los caza-candidatos del Institucional. Su carrera es corta y su participación como Senadora de la República, sin haber sido siquiera diputada, y dejando con un palmo de narices a los ciudadanos de Guadalupe, conurbación modesta de Monterrey al retirase de la alcaldía recién estrenada para irse a la capital del país en busca de un escaño en donde consolidar sus ambiciones personales.
Por los panistas, Margarita, la alcaldesa, con un año menos para cumplir los cuarenta y con una personalidad arrolladora, ha hecho un buen papel y acaso supera en la pasarela a su contrincante en cuanto a prestancia. Tiene igualmente poca experiencia y debió solicitar licencia de su cargo en Monterrey para acceder a una discutida justa en la que el PRI parece aventajar, muy ligeramente, en una cuesta remontable. Considero que el “factor peña” determinará el desenlace y tal no es una buena noticia para los confiados militantes priístas.
En Colima, la escaramuza priísta se hizo entre dos personajes a quienes se señala por mantener vínculos non santos. El primero de ellos, quien ya desistió a llamamiento del cuestionado mandatario Mario Anguiano Moreno, es Rafael Gutiérrez Villalobos quien, por cierto, fue el principal testigo en las averiguaciones –jamás culminadas-, sobre el asesinato del ex gobernador Silverio Cavazos Ceballos frente a la casa de éste. Cuando visité el sitio corroboré que Gutiérrez Villalobos, situado en la convergencia de dos calles, tuvo visión amplia para constatar la presencia y el movimiento de la camioneta en donde viajaban los sicarios que ultimaron al antecesor de Anguiano y así se lo expuse al gobernador Anguiano a quien acompañaba el propio Rafael Gutiérrez. Las cruzadas de miradas entre ambos fueron de abierta complicidad y sorpresa.
Finalmente, el PRI optó por reunir a los precandidatos y designar a José Ignacio Peralta Sánchez con mala fama pública –por sus presuntos nexos con los cárteles de las metanfetaminas que se originaron y movilizan en Colima-, y antecedentes poco halagüeños. Apenas en diciembre de 2012, al incorporarse al gabinete presidencial como subsecretario de Comunicaciones, suscitó una serie de cuestionamientos por su “bajo perfil” y su poca experiencia no sólo en el ramo sino en materia política en general. Lo extraño es que, al parecer, fue el gobernador Anguiano, contra el criterio presidencial incluso, quien le impuso advirtiendo que, de otra manera, no se responsabilizaría del resultado electoral. Temerosos, César Camacho Quiroz y la yucateca sobrevaluada Ivonne Ortega Pacheco –en su tierra el calificativo más sutil para ella es el de ladrona-, optaron por caer en el juego del mandatario con el debido respaldo de Los Pinos en donde todos los miedos tienen cabida.
En el caso de Querétaro, en donde la selección interna ha sido compleja, no debe olvidarse que los últimos duelos se han ganado por puntos y acaso por ausencia de apoyos a los candidatos opositores desde sus respectivas cúpulas. Además, se han dado alternancias que no han resultado del todo felices y el actual gobernador, José Calzada Rovirosa, divide opiniones. Para colmo, el PRI sufrió un traspié severo al abandonar el barco Alonso Landeros Tejeida a quien se juzgó por su deficitaria administración y por vender candidaturas locales. Mientras tal sucedía, el PAN aprovechó las buenas luces de su actual coordinador en San Lázaro, Ricardo Anaya Cortés, para “pintar de azul” a la entidad como relatan los cotidianos de allá. No parece tan fácil como creen los priístas apiñados en lo que consideran “una buena actuación” del mandatario Calzada. Apiñados no apeñados.
Y, por último, el caso de Campeche tiene visos de parodia de carpa. Postula el PRI al muy conocido Alejandro Moreno Cárdenas, con fama de haber sido un muy íntimo servidor de Roberto Madrazo Pintado –en los días de gloria de éste- y posteriormente de Juan Camilo Mouriño Terrazo, el sacrificado secretario de Gobernación durante el sexenio de la violencia, el calderonista. La movilidad de Alejandro, para moverse entre las aguas del priísmo y el panismo, lo alejó de cualquier referente ideológico considerando la preeminencia de la ya muy célebre y extendida “cofradía de la mano caída” cuyo amafiamiento cuestiono –lo demás me importa un comino-. Lo trascendente es que los campechanos se saben al dedillo sus historias y las tendrán en cuenta a la hora de sufragar. ¡Y hablamos del estado de la República que menos preocupa a la cúpula del priísmo tantas veces superficial en su optimismo!
Cabe agregar que las dificultades previstas en otras entidades, sobre todo en Guerrero con Héctor Astudillo Flores, miembro del cacicazgo de René Juárez Cisneros, ex gobernador rival de los Figueroa –del padre y el hijo en un espacio con gran tendencia al nepotismo-, pueden crecer hasta desplomar cualquier intención ganadora.

Debate
En los gabinetes presidenciales hemos atestiguado de todo: amantes que se ganan la titularidad de una secretaría –la de Turismo, en concreto, en tiempos de lópez portillo-, cambios abruptos sin explicaciones -¿recuerdan cuando se retiró de Gobernación Francisco Ramírez Acuña dando paso a las muertes de dos de sus sucesores bajo el calderonisno?-, asesinatos nunca esclarecidos –los de Juan Camilo Mouriño, Francisco Blake Mora y Ramón Martín Huerta, los más recientes-, ministros que se dicen “doctores” usurpando títulos apócrifos y ahora hasta una secretaría extinta que se revitaliza sin antes modificar la Ley de Administración Pública Federal a cambio de la voluntad omnímoda del presidente.
Nos referimos, claro, a la de la Función Pública, desaparecida legalmente y habilitada sumariamente, con un titular, Virgilio Andrade Martínez, el de las dulces miradas, designado por peña nieto… con el propósito de que investigue a su patrón con la anuencia de éste siempre y cuando sus husmeos no lleguen a trastocar a la pareja de Los Pinos ni al supuesto “delfín” luis videgaray caso. Un caso para las antologías políticas… y los cuentos de fantasmas chocarreros. Sólo les falta encontrar una “ouija”.