De política y cosas peores

Armando Fuentes

07/07/17

Clorilia no había gozado aún los deliquios del amor sensual, y eso que rondaba ya los 30 años. Cierto día conoció a Libidio, galán de untuosa labia, y él la invitó a ir en su automóvil al soledoso paraje llamado El Ensalivadero, a donde iban las parejas a fin de desfogar su pasional amor. Libidio, diestro seductor, empezó por hablarle a la muchacha de lo pronto que se marchita la flor de la vida, por lo cual no hay que perder la oportunidad de aspirar su perfume. Ella no entendió la metáfora, pero dio muestras de querer sacrificar la flor, pues se recostó en el asiento del vehículo. Cauteloso, le preguntó Libidio: «Dime, Clorilia: ¿eres virgen?». «Sí -respondió ella respirando con agitación-. ¡Pero sin fanatismos!». La mamá de Pepito fue a la consulta del doctor Wetnose, ginecólogo, y como no halló con quién dejar al niño lo llevó con ella. En la antesala llena de señoras Pepito se levantó de pronto y fue a la puerta del cuarto de exámenes del médico. Antes de que su mamá pudiera apartarlo de ahí el chiquillo se asomó por la cerradura. Luego, ante la consternación de las señoras, se volvió a ellas y exclamó con asombro: «¡Wow!». Los norteamericanos tienen días para todo: Día de la Marmota, Día de Elvis, Día de la Hamburguesa, etcétera. En cierto pueblo se celebró el Día del Orgasmo. Nueve de cada 10 mujeres fingieron celebrarlo.A cualquiera podrá escoger el PRI como su candidato a Presidente, menos a un priista. Cuando Manlio Fabio Beltrones -por lo demás el más inteligente y político de los priistas- afirma que el abanderado del partido debe ser alguien de probada militancia, en realidad está hablando pro domo sua, es decir, para favorecer su propia causa. Sin embargo postular a un priista priista, si cabe la reiteración, es tomar el camino que lleva a la derrota. Grande, muy grande es hoy por hoy el desprestigio del que antes se llamaba «partido de la Revolución» y ahora quién sabe cómo se llame, desdibujada como está su ideología y tan en el olvido sus principios. Pobre, muy pobre, paupérrima es la imagen del Primer Priista del País y de su régimen. Así las cosas la única posibilidad que tiene el PRI de participar en el proceso del 2018 con una mínima posibilidad de no ir a la debacle es proponiendo a los electores un candidato ciudadano que no sea identificado como priista y que ofrezca volver a aquella «sana distancia» entre el PRI y el Gobierno, distancia que con tan buen sentido estableció Ernesto Zedillo y que con tan mala fortuna suprimió Enrique Peña Nieto, pues todos los errores que comete él se le cargan a su partido, y todos los yerros en que su partido incurre se le cargan a él. El PAN postulará a un panista. Si el PRD va por su cuenta postulará a un perredista. Por lo que hace a Morena ya sabemos a quién postulará: al Uno, Solo y Único. Postule el PRI a quienquiera, menos a un priista. Si no atiende mi orientación en su salud lo hallará. En rueda de amigos declaró Babalucas: «Mi esposa tiene costumbres sexuales muy extrañas. Me amarra de pies y manos a la cama y luego se va al departamento del vecino». La fiesta estaba en todo su apogeo. Un amigo del anfitrión lo llevó aparte y le dijo en tono de complicidad: «Me estoy ligando a aquella rubia que está allá. Si las cosas se ponen bien ¿me prestarías la recámara de huéspedes?». «Claro que sí -accedió el otro-. Pero ¿y tu esposa?». «Está muy entretenida por ahí -repuso con ligereza el tipo-. Seguramente no se dará cuenta». «Ojalá -dijo el anfitrión-. De cualquier modo tendrás que esperar un poco. Donde tu mujer está muy entretenida es precisamente en la recámara de huéspedes». FIN.

MIRADOR

Aquel hombre ansiaba encontrar la verdad.
La buscó en los libros y no la encontró. En los libros no estaba la verdad.
La buscó en el trato con los hombres sabios y no la encontró. En los hombres sabios no estaba la verdad.
La buscó en los templos y no la encontró. En los templos no estaba la verdad.
La buscó en la montaña y en el bosque y no la encontró. Ni en el bosque ni en la montaña estaba la verdad.
Desesperaba ya el hombre de encontrarla cuando un día finalmente halló la verdad.
Estaba en su interior. Ahí esperaba, silenciosa, a que el hombre la encontrara.
Ahora el hombre sabe dónde está la verdad.
Ahora el hombre sabe dónde está su verdad.
¡Hasta mañana!…