De política y cosas peores

10/04/2019 – Alguien le preguntó a Babalucas: «¿Qué opina usted del bilingüismo?». «Me parece muy bien -respondió él-, si ambos miembros de la pareja están de acuerdo en practicarlo». Los nativos de aquella aldea africana contrataron a sir Highrump, gran cazador blanco, a fin de que acabara con el feroz león que estaba diezmando sus ganados. La fiera, a más de fiera, era muy astuta: había eludido todas las trampas y burlado a todos los cazadores. Sir Highrump ideó una estratagema para liquidarlo: se ocultaría bajo una piel de vaca. Así disfrazado conseguiría ponerse a tiro del león y dispararle con su potente rifle Magnum. En efecto, temprano en la mañana salió de la aldea cubierto con la piel de vaca. Regresó cuando caía ya la tarde. Venía todo derrengado, con seis costillas rotas, fractura de cadera y el cuerpo lleno de laceraciones. Los consternados aborígenes pensaron que el gran cazador blanco había sufrido el ataque del león. En eso, sin embargo, sir Highrump preguntó hecho una furia: «Who the fuck (en español «¿Quién chingaos?») dejó suelto al toro?». El panorama educativo se ve tan complicado que casi no parece educativo. Los amagos constantes de la CNTE -de que la perra es brava hasta a los de casa muerde- y la nueva irrupción de «la Maestra» -muy entre comillas- en la actividad pública son factores que perturban la buena marcha de la educación, pues introducen en ella elementos insanos de politiquería. Tanto la señora Gordillo como los cenetistas resurgieron al amparo de López Obrador. El ahora Presidente los cobijó a fin de allegarse su apoyo cuando era candidato, y hoy por hoy tiene en ellos un grave quebradero de cabeza. Así las cosas los esfuerzos de los funcionarios de educación no se están encaminando al mejoramiento de la calidad educativa: deben aplicarse, junto con los de otras instancias gubernamentales, a enfrentar los problemas que aquellas dos fuerzas políticas provocan. Mientras eso sucede la Reforma Educativa, que bajo tan buenos auspicios había arrancado, parece naufragar. Así andamos. O, mejor dicho, así no andamos. La llorosa muchacha acusó al maduro ejecutivo de abuso sexual. «Me engañó -se quejó ante el juez de lo familiar-. Le dijo al recepcionista del hotel que yo era su esposa». En la mesa de la cantina, ante cinco botellas de cerveza ya agotadas y otras cinco por consumir, Empédocles Etílez llamó por el celular a su esposa y le comunicó: «Voy a llegar tarde a la casa, vieja. Me topé con un embotellamiento». La actriz de Hollywood le contó a su amiga: «Nos conocimos, nos casamos y nos divorciamos. ¡Qué semanita!». El literato le comentó a su mujer: «Fui al encuentro de escritores surrealistas». Quiso saber ella: «¿Cuántos asistieron?». Contestó el literato: «Octubre». Afrodisio Pitongo, hombre proclive a la concupiscencia de la carne, le pidió a la hermosa Dulciflor que yogara con él en una habitación del Motel Kamawa. «Imposible -negó la muchacha-. No creo en el sexo sin amor». «Está bien -admitió el lúbrico sujeto-. Tú dame el sexo; el amor yo veré dónde lo consigo». Don Cornígero y doña Camalina acudieron a una vidente, pues la señora se hallaba en estado de buena esperanza, estos es decir embarazada, y los esposos querían conocer el futuro de la criatura por venir. Consultó la adivina su bola de cristal y una mirada de preocupación apareció en sus ojos, que es donde generalmente aparecen las miradas. Anunció con voz temblante: «Veo aquí que el padre de la criatura morirá cuando nazca el niño». Don Cornígero empalideció. Doña Camalina se volvió hacia él y le dijo con un hondo suspiro: «Bueno, al menos tú estás seguro». FIN.