De política y cosas peores

30/01/2019 – Eran los tiempos en que los gays sufrían aún la torpe discriminación que deriva de la ignorancia y de la ceguera que impide ver con respeto y consideración al prójimo y reconocer su dignidad. Lamentablemente algunas iglesias y autoridades civiles se siguen resistiendo todavía a admitir la diversidad sexual, ponen obstáculos a la lucha por la igualdad y rechazan la idea de que las personas homosexuales deben gozar ante la ley de los mismos derechos que tienen los heterosexuales. En la época que digo a los gays no se les llamaba así: se les designaba con nombres despectivos, burlones o injuriosos: 41, jotos, lilos, maricones, locas, y el más usado: putos. Eran los tiempos también en que se oía en el radio y las radiolas el corrido de Gabino Barrera, aquél que no entendía razones andando en la borrachera. En un pequeño pueblo de mi natal Coahuila vivía un joven gay, llamado también Gabino, que se ganaba unos cuantos pesos cada día haciendo mandados a la gente. En cierta ocasión fue a entregar un paquete en una casa. Repetidas veces hizo sonar el timbre, y nadie acudió. Con la palma de la mano golpeó la puerta, y no se abrió. Arreció los golpes, y nada. Por fin se oyó en el interior la voz del dueño de la casa que preguntó: «¿Quién es?». «Gabino» -respondió el mandadero. «¿Qué Gabino?» -inquirió el otro. «¡Pos Gabino el joto, pendejo! -se enojó el muchacho-. ¡Si fuera Gabino Barrera ya te habría tumbado la puerta!». El cuento sirve para ilustrar una actitud que puede ser mala o buena: la insistencia. Hay que decir insistentemente, con todas sus letras, sobre todo la i privativa, que López Obrador está haciendo de este país un territorio de ilegalidad, impunidad e ingobernabilidad. Para aligerar el peso de esa declaración recordaré a un prestigiado historiador a quien se deben muchos valiosos hallazgos que enriquecieron la historiografía mexicana: don Antonio Pompa y Pompa. A propósito del nombre de ese ilustre señor decía don Artemio de Valle Arizpe, paisano saltillense mío igualmente destacado: «No molesta la pompa. Lo que molesta es la insistencia». A muchos parecerá insistencia machacona el continuo señalamiento en este espacio de los yerros que a juicio del escribidor comete el Presidente. Sucede, sin embargo, que casi cada día AMLO dicta una orden que no siempre se apega a la legalidad. La compra en Estados Unidos de las pipas para el transporte de la gasolina, por ejemplo, se hizo completamente fuera del marco de la ley. Se aplaude la determinación con que el mandatario ha emprendido el combate al huachicoleo, y yo me uno a los aplausos, pero me pregunto si esa lucha, con todos los inconvenientes y pérdidas económicas que ha provocado, ha rendido buenos resultados. En el caso de la CNTE la abstención oficial del Gobierno Federal decretada por López Obrador no sólo constituye una notoria ilegalidad por parte del Presidente, y un flagrante incumplimiento de sus obligaciones constitucionales: propicia además un ámbito de ingobernabilidad que causa graves daños al país. La impunidad que reinó en los pasados sexenios se ve ya en éste, sólo que ahora es el Presidente mismo quien la anuncia y pone en práctica por encima de las leyes que lo obligan, con total menosprecio del orden jurídico. Ahora los que trabajan y producen sufren perjuicios de todo orden por causa de las acciones gubernamentales, en tanto que los delincuentes reciben cantidades millonarias. No se advierte ni claridad ni rumbo en el Gobierno. Si el escribiente dejara de señalar esas evidentes fallas incurriría también, igual que el Presidente, en omisión culpable. Las señala, por tanto, aunque a algunos moleste la insistencia. FIN.