Con hambre y en la calle esperan volver a clases

Aunque los más de 135 mil niños y adolescentes de educación básica en la ciudad de Matamoros que iniciaron ayer un nuevo ciclo escolar empezaron un día con la expectativa de volver a levantarse temprano para comenzar un nuevo año escolar y estar otra vez ante un maestro en un salón de clases, para Julieta, Violeta, y Darío fue un amanecer muy diferente, en el que despertaron temprano, no para ir a la escuela, sino para seguir en la calle.
Junto a su mamá, Julieta, una niña de nueve años de edad sentada en la banqueta con su pequeña hermana Violeta de cuatro años de edad y su hermano Darío, de seis años, en la avenida Álvaro Obregón cerca del Puente Viejo (B&M), extraña volver al salón de clases en su escuela, la primaria “Benito Juárez” de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, desde donde tuvo que salir con sus padres que huyeron de la falta de oportunidades, de la pobreza y la miseria y el despojo de las tierras en ese estado.
Desde hace cuatro días, Julieta, Violeta y Darío llegaron a Matamoros con su mamá Rosa Hernández Díaz y Andrea Ruiz López, madre de Aleida, una bebé de seis meses de edad, con la esperanza de encontrar asilo humanitario en Estados Unidos, en donde quieren empezar de nuevo y ofrecerle algo mejor a sus hijos.

Desplazados por la pobreza
“Si no fuera por la pobreza, el desalojo de los terrenos de allá, estaríamos allá en Chiapas, pero como ahorita es ir a los Estados Unidos para poder estar bien; porque allá -en Chiapas- no llega ayuda, no llega nada, casi la mayoría todos son corruptos, es por eso”, dijo Antonio, uno de los padres.
Relató que, para llegar a Matamoros, en donde están desde hace cuatro días, enfrentaron las vicisitudes de un dificultoso viaje de 48 horas en camión y pasaron algunas noches en la central de autobuses, antes de solicitar asilo en dos de los puentes internacionales de esta ciudad fronteriza -Puente Puerta México (Gateway) y Puente Viejo, en donde los agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en ingles) que custodian en la linea limítrofe entre ambos países en las inmediaciones de estos puentes les dijeron que tendrán que esperar, porque “nos dijeron que no hay espacio” -dijo Antonio-.
Como ellos, en la avenida Álvaro Obregón otras familias con niños que provienen de Chiapas aguardan durante el día la oportunidad de poder cruzar a Estados Unidos vía asilo humanitario.

Lengua indígena
Pero la pobreza, la exclusión, la corrupción y la miseria no son las únicas dificultades que enfrentan en Chiapas, en donde la diversidad cultural y lingüística representa un obstáculo que dificulta la educación de sus hijos, quienes hablan la lengua indígena tsotsil, lo cual es una barrera compleja para que puedan estudiar.
Aunque en Chiapas no pocas personas y niños se comunican en lengua indígena -dijo Antonio-, la mayoría enseñan en español en las clases.
“Antes si casi los maestros eran indígenas, hablaban el dialecto, como ahora ya casi no hay maestros como ellos”, dijo Antonio.
Comentó también que son cada vez menos los maestros que dominan alguna lengua indígena, mientras que en algunos municipios como Tuxtla, San Cristobal, Comitan o Tapachula muchos no saben hablar el dialecto, como el tsotsil.
“Es muy importante saber hablar el dialecto porque algunos mayores de edad no saben el español, no lo pueden hablar bien; si van a la ciudad, por ejemplo, si van a una tienda no pueden preguntar por lo que quieren llevar, se les dificulta; yo, como de pequeño trabajé vendiendo dulces y pintando zapatos, me enseñaron”, dijo el migrante.

Chi bat cata chanún
Mientras sobrellevan el calor, la falta de comida y agua, en la calle los niños, en su espera, absortos, lejos del aula de clase, dirían: Chi bat cata chanún (“Quiero ir a la escuela” en tsoltsil), a sus clases en Chiapas, en donde los maestros no saben ya hablar alguna lengua indígena para enseñar a los niños el español.
“El español se les dificulta mucho a los niños, entienden mas la lengua indígena; las clases son solo en español, pero no entienden así el español, hablamos tsotsil y los niños también y los maestros cada día que van a la escuela hablan el español y los niños ni entienden nada -porque les enseñan todo en español- y al regresar a la casa hablamos en tsotsil”, dijo Antonio.