Cena de Negros

De la fiesta a la austeridad…

En la época de Manuel Cavazos Lerma inició la tradición de posadas para los burócratas estatales, de aquellos días a la fecha se vio de todo, desde la rifa de carros, sobres con miles de pesos en su interior, salas, recámaras, comedores, pantallas hasta el saqueo de muchos funcionarios en el sexenio anterior que se quedaban con los regalos y obligaban a la burocracia a hacer sus fiestas de “traje” o de coperacha.
Fue la época de Tomás Yarrington y de Eugenio Hernández cuando mejor les fue en este aspecto a los trabajadores, las fiestas, decían los ex mandatarios, eran obligatorias, como obligatorio era competir por quien organizaba la más ostentosa, los mejores regalos y situaciones parecidas, los espectáculos eran amenizados por grupos de moda, cantantes o comediantes traídos de Monterrey o de México.
Según los allegados a los ex gobernadores no solo se trataba de premiar a los trabajadores sino también a comprometerlos, que se fueran muy tranquilos para sus fiestas de fin de año y por eso no se conocía la austeridad, además de la fiesta todos tenían asegurados sus vales para pavos, piernas de puerco, pavipollos y canastas.
Es, desde luego, la fiesta denominada posada merecida para la burocracia, para quienes hacen funcionar al gobierno, para quienes ponen su cara y esfuerzo en la prestación de servicios, atención a la ciudadanía, desarrollo social y económico.
Fue en el sexenio anterior cuando comenzó una especie de castigo para la burocracia, el rencor de Egidio contra los suyos lo llevó a ordenar la suspensión del reparto anual de las cenas o la carne para las mismas que se hacía para cada trabajador y, le decía, las llamadas posadas se llegaron a realizar de coperacha, de “traje” en las cuales los funcionarios de alto nivel todavía le daban una estocada más a sus colaboradores al asistir a las mismas y, se llegó a comentar que el dinero como quiera se “gastaba”, es decir, de todas formas los agregaban a sus cuentas públicas, fue el chisme común pero, por lo cerrado que se fiscalizaba el recurso en el Congreso, nunca se supo si era real o se propalaban los dichos por mero odio contra algunos secretarios.
El tema viene a colación porque este año se hizo oficial la suspensión de las llamadas fiestas navideñas, de las posadas, la austeridad y la falta de recursos o la urgencia de aplicarlos a temas prioritarios son el argumento.
Por supuesto que hacer fiestas o no es cuestión de estilos de gobierno y ambos casos son justificables, el despilfarro de aquellos días es imposible que se siga aplicando porque la austeridad de estos tiempos reclaman sacrificios y el ahorro del recurso, es mejor que se apliquen los dineros en la compra de patrullas como las que se entregaron la semana anterior o de plano tratar de hacer llegar mejoras a los burócratas de manera directa.
Lo esencial, desde luego, es tener bien atendida a la clase trabajadora, mostrarles que se les sigue queriendo y se requiere de su compromiso y trabajo para que todo el aparato gubernamental funcione con el objetivo de recuperar todo lo que perdimos en los últimos sexenios como fue la paz y tranquilidad de todos los tamaulipecos, esto nomás para empezar.
La administración de Tamaulipas no es nada parecida a hace 10 años, a aquellas épocas de despilfarro del recurso público en posadas donde si bien se hacían fiestas ostentosas a la burocracia no le iba tan bien en los salarios o las prestaciones, ir eliminando el gasto innecesario o superfluo es un reclamo de la sociedad, tienen razón, en muchas dependencias, casi en todas, sus trabajadores se merecen regalos, premios al trabajo anual pero no hay dinero para eso o, mejor dicho, el recurso se requiere en temas más importantes y de beneficio general, por lo pronto.
Hemos pasado de la fiesta a la austeridad, lo que sigue es ver la habilidad de los jefes, de los secretarios de Estado en este caso, para hacer que sus colaboradores sigan con las mismas ganas, con el mismo compromiso porque, es una verdad, una buena parte de la clase trabajadora se siente ofendida porque no les han de realizar una fiesta, peor aún, porque se las suspendieron de la noche a la mañana y, hay quien dice, en algunos casos ya cuando hasta regalos se habían comprado, de eso, ya les comentaremos después, el próximo año, cuando se vean los efectos de la austeridad…
En otras cosas… El Consejo Mexicano para la Acreditación de la Educación Médica, A.C., (COMAEM), aprobó el dictamen de la acreditación de la Licenciatura de Médico Cirujano que imparte la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) a través de la Facultad de Medicina en Matamoros e Ingeniería en Sistemas Computacionales de Matamoros.
El director del plantel universitario, Dr. Pedro Luis Mendoza Múzquiz informó del reciente resultado que dio a conocer el titular del COMAEM, Dr. José de Jesús Villalpando Casas, en el que se destaca que ha sido acreditada la carrera de Medicina por un lapso de cinco años.
Comentó que este reconocimiento es la conclusión de un largo proceso de evaluación y seguimiento de las tareas sustantivas de esta institución, que estuvo a cargo de pares académicos de otras instituciones de educación superior del país integrantes del comité técnico del COMAEM.
Subrayó que este ha sido un importante logro, apoyado en las políticas institucionales del rector de la UAT, José Andrés Suárez Fernández, en una labor donde participaron los docentes, estudiantes y personal de los diferentes departamentos de la carrera de Medicina.
Apuntó también que se trabaja en un proceso de mejora continua, es decir, que estará sujeto a una evaluación permanente para seguir garantizando a los estudiantes y a la sociedad la calidad del programa educativo.
Cabe mencionar que el COMAEM es un organismo reconocido desde el 2002, ante el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior (COPAES), y a partir del 2019, está reconocido por el organismo internacional World Federation for Medical Education.