CENA DE NEGROS

Marco A. Vázquez

27/09/17

Increíble, pero cierto…

¿Alguien sabe de nuestros diputados federales tamaulipecos?, ¿para qué sirven?, no, tampoco sé de ellos y también creo que para nada.
Eso es lo que duele, que estos personajes se pierdan o se hagan invisibles bajo el manto del presupuesto mientras su gente sufre, mientras este país se cae a pedazos.
La pregunta viene en razón a que la crisis provocada por el sismo del 19 de septiembre los está encuerando, va exhibiendo la forma como aprueban presupuestos, como los distribuyen de acuerdo a sus intereses personales y, dice el mismo PRI, hasta con la idea de participar de los famosos moches, de esos recursos mal habidos que les llegan nomás por aprobar presupuestos para obras en municipios o Estados.
Mire, hay más de 100 mil millones de pesos guardados en el Banco de México, más de 38 millones de pesos que se utilizan en un fideicomiso para un aeropuerto en la Ciudad de México, y hasta por ahí localizaron un contrato de mantenimiento para los aviones de la presidencia del orden de los dos mil millones de pesos anuales.
Bueno, a menos eso dijo una diputada de Morena, o mejor dicho la bancada de ese partido, que se pusieron a buscar recursos para la reconstrucción luego de la afectación por el sismo, lo triste es que no se alejaron de la populista o torpe propuesta de quitar dinero a partidos, al INE y al aparato de justicia electoral, lo sobresaliente fue que encontraron 302 mil millones de pesos que pueden redistribuirse para un fondo de reconstrucción y en verdad podrían aliviar el dolor de la gente.
La propuesta es lo mejor que se ha escuchado, significaría no empeñar nuestro futuro porque si le quita los 25 mil millones de pesos que nos cuesta la democracia, lo que pagamos por intentar tener gobernantes decentes y a prueba de caer en la tentación de robarse el dinero o aplicarlo en obras de ornato, todavía se estaría hablando de 277 mil millones de pesos que se pueden utilizar, según la diputada Morena, en reconstrucción de viviendas, escuelas, hospitales, otra infraestructura de salud, cultura y demás.
Quizá sería lo mejor que se pueda hacer en estos tiempos, redistribuir el presupuesto aprobado para el 2017, quitarle dinero a obras que no son urgentes o a servicios que pueden realizarse sin tanto costo como el aeropuerto o el mantenimiento de aviones y hasta el propio avión presidencial recién comprado.
El caso es que la propuesta de Morena eleva en casi 280 mil millones de pesos todo lo que ha dicho y propuesto el PRI para destinar a la reconstrucción de la Ciudad de México y los estados afectados como Oaxaca, Morelos, Tabasco, Estado de México, Chiapas, y otros, más aún, parece más saludable quitarle dinero a obras y servicios no urgentes que provocar un daño irreversible a nuestra vida democrática eliminando los diputados y senadores plurinominales o quitando el financiamiento público a los partidos que sería tanto como entregarnos al narco, a los delincuentes que financiarían campañas
Ya sé, a usted le enoja que le den dinero a los partidos políticos y se mega encabrona porque existen los legisladores plurinominales que no sirven para maldita la cosa, pero créalo, el primer punto es la única posibilidad que tenemos de lograr un día tener gobiernos decentes, se puede, solo basta obligar una fiscalización correcta de esos recursos y rechazar a candidatos que no sirvan para nada, y respecto a los legisladores plurinominales esos serán útiles en la medida que podamos mejorar nuestra democracia, que tengamos mayor participación en la vida pública del país, en que los pongamos a trabajar de acuerdo a nuestras necesidades y no que accionen por su cartera o cuenta bancaria.
Todavía más, los plurinominales tienen su razón de ser, significan la pluralidad del país, darle voz a las minorías, en el no permitir que los partidos grandes se agandallen todo porque eso les permitiría también quedarse con los presupuestos y no podríamos rescatar al país de su atraso.
Increíble pero cierto, otra vez se descubrió que en este México no faltan recursos como se cree sino que es urgente ordenar la forma como se gastan los mismos, fiscalizarlos con mayor rigurosidad y, definitivamente, aplicarlos donde realmente se necesiten y no en obras o servicios destinados a enriquecer a los amigos de los amigos.